Antes de morir, una joven confiesa a su mamá cómo la arrolló dos veces intencionalmente un individuo que también impactó a su esposo.

La joven mujer sacó fuerzas de flaqueza y antes de morir confiesa a su madre, la forma en la que junto con esposo la atropelló y repasó con su vehículo un sujeto.

La historia de alegría y dolor

Era el día 13 de octubre del año 2007, cuando desde en la mañana Cristian Ivette Pacheco Castañón, de 21 años y su esposo Jesús Agustín Arreola Arreola, de 28, decidieron festejar su primer año de matrimonio.

Con domicilio en calle Insurgentes, del barrio El Hormiguero, en Guadalupe Victoria, Durango, la pareja se puso de acuerdo y por la noche salió a un restaurant.

En ese lugar cenaron, platicaron, hicieron planes y regresaron a su hogar, pero al llegar, unos  vecinos tenían una reunión, Jesús Agustín se aproximó y su esposa entró a la casa.

De oficio policía preventivo, Arreola Arreola  platicaba con sus vecinos que organizaron una carne asada, a la que invitaron a varias personas.

En un momento dado, pasó a gran velocidad un vehículo y una nube de tierra invadió a los de la fiesta, lo cual no les pareció muy bien.

Minutos más tardes, el mismo vehículo pasó de nuevo y Jesús Agustín le  llamó la atención al  conductor, quien hizo alto y muy alterado le respondió al agente.

Luego intervinieron otras personas que gritaban, ante el escándalo salió de la casa Cristian Ivette, para averiguar qué era lo que sucedía.

Ante ello, su esposo le pidió que regresara a la casa, ella se negó y optó encaminarla a la puerta, pero el conductor del vehículo los arrolló y ambos cayeron al piso.

El vehículo hizo alto y en reversa lo pasó sobre la joven señora, para después escapar, dejando al matrimonio herido.

Los mismos asistentes a la reunión llevaron a los esposos a la clínica número 26 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de Guadalupe Victoria.

Ivette platica con su madre Leticia

Luego de que le avisaron a la señora Leticia, madre de Ivette, lo más rápido que pudo llegó a la clínica donde postrada en una camilla, dialogó con ella los últimos minutos de su vida y le contó lo que sucedió:

«…yo no sabía lo que sucedía fuera de la casa mami, salí porque escuché escándalo y vi que en el grupo estaba Jesús, te juro que no sé por qué me hicieron esto.»

«…cuando íbamos llegando a la puerta de la casa, el vehículo nos atropelló, tirada no comprendía porque nos arrolló, vi que se paró el vehículo y luego circuló en reversa».

«…cuando me aplastó de nuevo, una de las llantas quedó entre mis piernas y la patinó, por eso me causó todo esto».

Con mucho dolor en su corazón, la madre de la joven observó que las piernas  de su hija estaban   destrozadas y otras partes del cuerpo muy dañadas.

Ante la gravedad de las lesiones, se tramitó el traslado de ambos  al Hospital General de la ciudad de Durango.

Los subieron a una ambulancia e inició el trayecto a la capital, los dolores intensos no dejaban en paz a la joven,  y para colmo de males, a la altura del fraccionamiento Fidel Velázquez  se ponchó la unidad.

Ya era de madrugada, ante esto, la señora bajó de la ambulancia, le hizo la parada al conductor de una camioneta y al hacer alto, le pidió ayuda para llevar a su hija al hospital.

El conductor accedió, pero estaban a punto de cambiarla, llegó una unidad de la Cruz Roja y en ella terminaron el viaje al Hospital General.

Lamentablemente los doctores que ya los esperaban a la entrada del nosocomio, poco o nada pudieron hacer por ella, ya que las graves heridas le provocaron la muerte.

Detienen a los acompañantes del conductor

Mientras esto ocurría, en Guadalupe Victoria la policía localizaba el vehículo que arrolló al matrimonio, y aunque no arrestó el conductor, sí a sus acompañantes.

Se trata de un hermano del chofer y un primo, los que confesaron ante el  Ministerio Público que Sergio, es quien manejaba el vehículo.

Posteriormente, la señora Leticia presentó la denuncia ante el Ministerio Público y dijo exactamente lo que su hija le confesó minutos antes de morir.

El representante social tomó  la declaración muy enserio, al considerar que una persona en artículo de muerte no puede mentir, pero además, hubo otros testigos que coincidieron con ella.

El fiscal integró la averiguación previa y solicitó al juez una orden de aprehensión contra Sergio, por los delitos de homicidio calificado en agravio de la mujer, y lesiones calificadas en agravio del hombre.

Casi 14 años después, a mediados de este mes, elementos de la Policía Investigadora de Delitos (PID), en Gómez Palacio, Durango ejecutaron el mandato judicial.

Ahora Sergio, de 34 años, está ante el juez y su familia lo único que pide es que se haga justicia, porque no se trató de un accidente, fue intencionalmente el atropellamiento y crimen.

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