Anécdotas del teatro Victoria

Segunda Parte.

Por: Pedro Núñez López

“Quieran o no quieran” refiere el cronista de la ciudad Ignacio Gallegos que, en 1933, competían para reinas del carnaval de ese año, Maravilla Castañola y Beatriz Comesse, y que en la campaña los partidarios de Maravilla, irrumpieron en la función de cine del Teatro Victoria para ejecutar un bailable que Batiz remató con estas palabras: «Quieran o no quieran Maravilla será la reina por la buena o por la mala». La rechifla no se hizo esperar y quizá la cosa hubiera pasado a mayores, si no es que Marita Galván se adelanta y dijo: «Lo que el señor Batiz ha querido decir, es que Maravilla será la reina del Carnaval, siempre que ustedes den su voto a su favor». Lo que calmó los ánimos, sobre todo de la raza brava de galería.

TEATRO VICTORIA. Domingo 11 de mayo de 1941 LOS QUE SOMOS JOVENES. Con la Bella Actriz Lana Turner, y la película de emocionantes aventuras «La Fuga de Tarzán», con Johnny Weismuller. Tarde y noche, Grandioso Programa dedicado a la juventud estudiosa de Durango.

Recital de Justino N. Palomares El martes 24 de febrero de 1942, en el Teatro Victoria, el bardo durangueño Justino N. Palomares, ofreció un recital a beneficio del monumento a la Bandera Nacional, bajo el siguiente programa: I Presentación de Justino N. Palomares, por el señor Macario Armendáriz. II «El poema del Retorno». III «Campana épica». IV «El hijo». V «La soldadera». VI Pieza de música por la Banda del Estado, dirigida por el profesor José María Moreno. VII «El clamor del Coloso». VIII «Pax Tecum». IX «Fatalismo». X «Dos madrigales». XI Número a cargo del cuadro artístico juvenil que dirigía el profesor José Tellez Fernández. XII «El Códice». XIII «Para el día del Tramonto». XIV «La voz del clarín». XV «Jesús con esta gente». XVI «A mi perro King», y XVII «Habló la tierra».

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Se celebraba una de las funciones cinematográficas del Teatro Victoria, el 21 de julio de 1944, cuando el joven Alejandro García, quien se encontraba en luneta, sintió que un bulto caía en sus brazos; su primera reacción fue arrojarlo lejos de sí, pero una vez repuesto de la impresión, vio que se trataba de una pequeña niña de cara sonriente. Se supo después que la niña de dos años, de nombre Nieves Romero, había caído desde los palcos segundos hasta la luneta en un descuido de su madre; para su fortuna los brazos del joven García detuvieron su caída libre, sin ningún perjuicio para ambos, y todo como en la película tuvo un final feliz.

Cuando el Teatro Victoria se derrumbó. Fue el viernes 19 de mayo de 1950, cuando el Teatro Victoria se vino abajo aproximadamente a las diez y media de la mañana. Milagrosamente se escaparon de morir el señor Manuel Amador, expresidente municipal de Durango y gerente del cine, su señora esposa, sus hijas y tres sirvientes que habitaban la planta alta, ya que al percibir las vibraciones y escuchar los primeros ruidos, presintiendo lo peor se trasladaron con la premura del caso a la otra ala del edificio. Como consecuencia del derrumbe, quedaron al descubierto tres pisos de los pasillos del teatro, lo mismo que la cocina de la casa. La multitud que se congregó presenció azorada cómo se tambaleaba el tinaco, cómo estaba la escalera cubierta de piedras y vigas, cómo uno de los muros circulares presentaba una cuarteadura diagonal que lo atravesaba de arriba abajo, cómo gran cantidad de muebles quedaron destrozados, cómo estaban por el suelo una amalgama de vigas, cómo se desquebrajaron los pisos, cómo los muros permanecían en pie, pero semicaídos y cómo todo estaba cubierto de piedras y polvo. El Teatro Victoria renacería de su hecatombe y hoy es una de nuestras principales joyas arquitectónicas, gracias a la voluntad de los durangueños, que no saben rendirse al infortunio.

La Orquesta Sinfónica de la UJED. En el año de 1954, esta se fundó la Orquesta Sinfónica de la Universidad Juárez del Estado de Durango, se presentó por primera vez en el Teatro Victoria y su director fundador fue el musicólogo y compositor Alfredo A. González, nativo de Pasaje.

Fuente de información, Instantáneas Durangueñas de Enrique Arrieta, imagen del Libro Durango 450 del Dr. Miguel Vallebueno G.