Por: Pedro Núñez López

Desde los tiempos de la fundación de la ciudad, los españoles ya venían en caravana con carretas tiradas por animales en forma grupal en donde se transportaba víveres, personas herramientas y armamento. Una vez trazada la ciudad y fundada la ciudad por Alonso de Pacheco y Francisco de Ibarra las calles que se trazaron fueron tres de oriente a poniente (Pino Suarez, 5 de Febrero y 20 de Noviembre), y tres de norte a sur (Juárez, Victoria y Madero), estas quedaron formadas de tal manera que se podía circular por ellas a pie y también dando el paso de las carretas y carretones, así funcionó durante toda la época colonial salvo el crecimiento de la ciudad que paulatinamente se estaba desarrollando las nuevas calles y obviamente trazada con las casas de los habitantes de la época.

Al paso de los años el crecimiento de la ciudad se fue dando con los nuevos habitantes que llegaban o nacían dentro de la misma al grado de que para 1778 la ciudad ya había crecido al poniente hasta la calle de independencia, al sur a la acequia de San Vicente al oriente hasta la calle de Zarco y al norte hasta la calle de Aquiles Serdán, (Analco ya existían pero era un pueblo ajeno a la ciudad) por lo que debido a las distancias ya era necesario tener carretas para desplazarse dentro de la misma que aunque había quien ya las tenía para su uso y de forma personal, la población requería de elaborar una o alquilarla para cubrir las necesidades del momento.

Se tiene noticias de que después de la Independencia la ciudad ya presentaba mayor crecimiento urbano y por lo tanto en número de habitantes, conforme fue pasando el siglo XIX las necesidades de transporte se fueron incrementando al grado que se instalaron unas carretas para brindar el servicio público a la ciudadanía mediante un módico pago, estas tomaron como base  de partida las calles aledañas a la catedral, el Partido de Durango (así se le llamaba entonces al municipio), decide establecer el primer reglamento de transporte publico en el cual se indicaba los cuidados que había que tener quienes dirigían las carretas y este constaba de que no debía circular a alta velocidad, debería darle preferencia al cruce de peatones en las calles, cada esquina deberá de detenerse para evitar un encontronazo con otra carreta que circulara por la calle trasversal, así mismo deberá emitir un señalamiento al momento de decidir dar vuelta ya sea a la izquierda o a la derecha mediante  una banderola de color verde, la banderola de color rojo era un indicativo que detendría el paso y esto era por los que vinieran atrás y se pudieran dar por enterados. Al paso del tiempo se establecieron mas espacios donde se encontraban las carretas como lo era en la plazuela Baca Ortiz y estos eran de menor categoría con unos caballos todos flacos y descuidado el vehículo, pero por supuesto más económico mientras que los de catedral estaban siempre impecables y con buenos caballos que tiraban  la careta para cumplir con los servicios solicitados.

Para fines del siglo XIX un persona solicita al cabildo la concesión  para instalar un tren urbano y dar el servicio a la ciudadanía de transporte, este era conocido como tranvía y era de tracción animal  por lo que había de hacer la inversión en la instalación de vías y la compra de vagones así mismo también la de mulas que serían quien haría el trabajo de trasladar, tirar y recorrer la ciudad, el cabildo del Partido aprobó dicha concesión, no obstante la persona a quien se le asigno no tenía los medios económicos suficientes para dicha empresa siendo esta traspasada a Don Juan Ologaray quien mediante el cabildo solicito que dicha concesión durara 99 años y la exención de impuestos por los materiales que se tenderían por toda la ciudad a fin de brindar un buen servicio, el Cabildo aceptó dicha propuesta y estableció las ruta a seguir y dar el servicio.

Para mediados de la última década del siglo XIX se inició la instalación de las vías a las rutas concesionadas, siendo la primera del panteón a la calle de constitución y de esta misma hasta el santuario de nuestra Señora de Guadalupe, pasando por la calle de Constitución hasta la calle de Aquiles Serdán para luego llegar a independencia y así prolongarse hasta el santuario  se  empieza a dar servicio a un precio módico a fin de recuperar la inversión realizada, para lo cual ponen varios ramales como de la calle de madero hasta la calle de Arista en donde daba vuelta para regresar por la calle de luna y entroncar nuevamente con 5 de febrero o también de Constitución por toda la de 5 de Febrero hasta llegar al arroyo San Vicente o sea la acequia Grande y de ahí en el cruce de la calle Independencia se instaló un ramal rumbo a la calle de la pila hoy Aquiles Serdán. Para que esta se continuara hasta el Santuario de nuestra Señora de Guadalupe.

Para el evento importante realizado en 1908 la primera exposición internacional de Durango se instaló un nuevo ramal que venía de independencia por la hoy prolongación Felipe Pescador hasta el edificio que se planeó como el hospital nuevo conocido a la fecha como el Bicentenario por lo que había que incrementar el número de vagones, amén de las anécdotas dentro del paso de los años con este tipo de vehículos, dos de ellas son que para el 12 de diciembre se llenaba y no daba abasto el traslado se decidió meter mas vagones con el consiguiente costo especial, la otra es que tenía precios por categoría  y esto consistía que quien pagaba  de primera tenía la consideración de no apoyar al cochero una vez que el vagón se descarrilara, lo hacían los de segunda y tercera.

Este servicio perduró hasta la primera mitad de la segunda década el siglo XX en que llegó el motor de combustión interna desplazando al viajo tranvía, fueron vehículos conocidos como Ford T y pronto se posicionaron en el gusto de la gente pues se podía desplazar a mas lugar sin tener una ruta fija y también se estableció su base en las calles aledañas a catedral  además de que este tipo de vehículo se renovaba constantemente y con mejorías cada año, con el paso del tiempo se tomo la decisión par parte del cabildo de establecer tres rutas  con carros y eran conocidos como los ruleteros, estos se dedicaban a circular por las calles trazadas en la ruta a un  pequeño costo brindando un servicio para quien no tenía vehículo o no podía alquilar uno de sitio del cual su costo era un poco mas alto pues era un servicio exclusivo para quien así lo alquilara.

Para 1930 se establece el reglamento de tráfico para vehículos en la ciudad  y en donde se señaló como debían de circular así como la instalación de señalética que deberá de ser respetada y en caso de no hacerlo se aplicara una multa económica descrita en el mismo reglamento.

Posteriormente, las necesidades de desplazamiento y el incremento de la ciudadanía motivan el surgimiento de rutas de autobuses hacen que el desplazamiento sea masivo y se les asigna rutas además de identificarlos por colores el primero que surge son los rojos que tenían la ruta a Santa María a la colonia López Mateos pasando por el centro, luego surgirán los azules dependientes de la CROC que posteriormente se transforma en Alianza con la ruta del parque hasta la colonia hipódromo y asi surgen posteriormente  los amarillos, los verdes, los azules de la piedrera, las combis rosas de la obrera, los naranja del 5 de mayo los dorados, las combis doradas y los blancos, los verde, así como los naranja y los de la piedrera se abren ramales pues la ciudad esta creciendo bastante y la necesidad de transporte es mayor cada día.

Para mediados de los años ochenta surgen las concesiones de los famosos ecotaxis de ruta libre, se inició con pocas unidades esperando la respuesta de la ciudadanía, esta respondió favorablemente y creció el numero de vehículos de forma exponencial así como las concesiones a los diferente sindicatos de choferes, logrando con ello generar muchas fuentes de empleo así como las ganancias para los diferente talleres, refaccionaria, agencias y familias durangueñas.