Un día en la Historia de Durango….
Por: Pedro Núñez López
La historia de la escultura llamada el «Ángel del Amor» tiene que ver con el Sr. Francisco Gámez Espinoza. Él, antes de casarse por segunda ocasión con la Sra., Loreto Reyes Retana Nájera, se casó en primeras nupcias con Enriqueta Carlota Crabtree Camacho el 11 de septiembre de 1916.
Al año siguiente, el 12 de agosto de 1917, nace su primer hijo, Francisco Gámez Crabtree a quien llamaban de cariño «Panchito», y esperaba al segundo cuando se desató la pandemia conocida como Influenza española que acabaría con la vida de millones de personas en el mundo. Enriqueta, que por aquel entonces residía en San Pedro de las Colonias, Coahuila, lamentablemente se contagió cuando trataba de ayudar a algunos enfermos y murió el 8 de octubre de 1918 junto con el bebé de seis meses que se gestaba en su vientre. Ella apenas tenía 22 años. Su cuerpo, debido a lo contagioso de la enfermedad, fue llevado directamente al panteón municipal de cd Lerdo Dgo. La muerte de «Nena», como le decían, dejó, pues, huérfano a «Panchito» y viudo a su esposo Francisco. Este último, en su dolor, mandó hacer el conocido monumento que aparece en la foto para ponerlo sobre los restos de su querida esposa.
La figura del ángel, que con su mano izquierda sostiene una corona de guirnaldas y que mira hacia lo alto de la cruz que le sobrepasa y a la que se aferra con su mano derecha en un acto como de esperanza o de piedad, fue esculpida en mármol de Carrara y traída desde Italia a tierras laguneras dos años después de la muerte de Enriqueta, es decir, en 1920.
Por muchos años la escultura estuvo bien conservada en el mencionado panteón, pero luego todo cambió cuando le adjudicaron poderes milagrosos, según esto para que las jóvenes consiguieran novio o marido, y las demás personas, otros tantos y diversos favores.
Fue a finales de 1998 y de manera más precisa en 1998, según puede verse en varios artículos periodísticos sobre el mismo tema, que los visitantes empezaron a manosearla, a grafitearla con spray, crayolas y marcadores permanentes, a estamparle rojizos besos con lápiz labial, a vandalizarla, a herir sus pliegues con afilados o puntiagudos instrumentos con el fin de plasmar un sin fin de firmas y mensajes, en fin, a estropearla… ¡Y le llamaron el «Ángel del amor»!
Un buen día supimos que la directora del DIF Municipal de Cd Lerdo Dgo., Sra. María del Refugio Franco Crabtree y algunos otros familiares de Enriqueta, preocupados por la destrucción que día a día sufría la hermosa pieza erigida en mármol, decidieron retirarla del panteón con el fin de rescatarla del vandalismo para donarla, luego, al obispado de la ciudad de Durango. Y empezó el proceso: en abril de 2004, el «Ángel del Amor» fue desmontado y llevado a la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús en la misma Cd Lerdo, donde por más de tres meses fue limpiado y restaurado por el maestro escultor Carlos Estrada Sifuentes. El siguiente paso, es decir, la fecha del traslado a la ciudad de Durango, se llevaría a cabo después.
Fue entonces que, para impedir que la escultura fuese llevada a la capital del estado, intervino mi mamá, la Sra. Rosa Gámez Reyes Retana, quien de manera diligente consiguió un poder otorgado por los nietos de Enriqueta, es decir, por los hijos de su medio hermano Panchito, aquel niñito que quedó huérfano con la temprana y desafortunada muerte de su madre. Desde entonces el «Ángel del Amor» se encuentra en el mismo lugar donde fue restaurado, es decir, en el atrio de la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús de Cd Lerdo; casualmente la misma parroquia donde el 24 de octubre de 1917 fue bautizado «Panchito», el hijo de Enriqueta.
La osamenta de esta última no se encuentra más debajo de la escultura que su esposo mandó hacer para ella, pero al menos sus cenizas están cerca. Desde el año 2004, fecha en que el monumento fue llevado a la parroquia, los restos de la Sra Crabtree de Gámez permanecieron en el panteón, y no fue sino hasta el 13 de febrero de 2007, en que la Secretaría de Salud autorizó la exhumación de los restos áridos para ser incinerados, que fueron sacados de la tumba. De esta manera, con Folio de Registro No. 017, el 22 de febrero de 2007 las cenizas de Enriqueta fueron depositadas en uno de los nichos del columbario de la «Capilla del Santo Niño del Tongo», en el interior de la misma Parroquia del Sagrado Corazón, lugar donde hasta la fecha permanecen.
Para ser justos, hay que aclarar que no hubo mala intención de parte de la familia Crabtree al haber retirado la escultura del «Ángel del Amor» del que fuera su sitio por más de ochenta y siete años; antes bien, la intención fue de protegerla y rescatarla. Además, todos los gastos de traslado, restauración, limpieza, incineración y demás, corrieron por su cuenta, cosa que debemos agradecer los laguneros.
Pero también hay que agradecer a la Sra. Rosa Gámez Reyes Retana, el que, con papeles notariados y autorizados por sus sobrinos, primos, los nietos de Enriqueta, haya evitado que una obra como el «Ángel del Amor» fuese a parar a un sitio que no fuera la ciudad de Lerdo, así como intervenir para que los restos de Enriqueta Crabtree no quedaran separados del monumento hecho en su honor.
Fue por eso que, luego de demostrar tener la autoridad legal para decidir sobre el destino de la famosa escultura, el obispo de Gómez Palacio dijo: «Aquí en Lerdo, en la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, se queda el «Ángel del Amor”. ¡Gracias, Enriqueta Crabtree!
Fuente: Un Escrito e imagen de: Magdalena Madero Gámez, Rosario Jauregui PG.