Local

La vida de Celeste, sobreviviente de violencia extrema

17/06/2021 - Hace 3 años en Durango

La vida de Celeste, sobreviviente de violencia extrema

Local | 17/06/2021 - Hace 3 años
La vida de Celeste, sobreviviente de violencia extrema

Celeste curaba sus heridas sola y se escondía de la gente del pueblo para que no le vieran los moretones y cortadas que su pareja le había dejado luego de golpearla.

«Una vez me trozó mi cara con su rodilla», relató la joven madre de una niña de 11 años y una bebé que está por nacer.

Esa ocasión, como otras, tampoco denunció ni acudió a un centro de salud. Dijo que se puso «un pedacito de carne, luego ya con el tiempo, ya cuando no me dolía tanto me ponía agüita caliente con sal, pero no salía porque me daba mucha vergüenza».

Tiene 27 años, de los cuales 12 vivió con un hombre que la violentaba de todas las formas posibles.

Narró que el último ataque fue un intento de feminicidio; «intentó asfixiarme, me sujetó dos veces del cuello, en la cama, nadie me escuchaba».

La razón de la agresión fue que Celeste tuvo el valor de decirle que ya no lo quería, «que miráramos las cosas por el lado bueno, pero me agarró del cuello y trató de asfixiarme».

Luego de este ataque, tenía miedo hasta de ir a dormir, «porque sentía que si me acostaba otra vez lo iba a volver a intentar porque ya no quería tener relaciones con él».

Este miedo constante, ya incontenible, le dio fuerza para escapar, y salir de esa casa, cuya ubicación e identidad pidió no revelar, ya que sabe que todavía hay peligro.

Casa Refugio Esperanza

Celeste es una de las mujeres resguardadas en Casa Refugio Esperanza, un lugar de máxima protección para mujeres que casi siempre junto con sus hijos huyen de la violencia; muchas que como ella estuvieron a poco de ser asesinadas.

De acuerdo con José Luis Herrera, procurador de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, del DIF estatal, área de la que depende el refugio, «en todos los casos la persona que ejerce la violencia es el padre, el esposo, el concubino, el novio de la señora».

La violencia, dijo, «va escalando por ese sentido de dependencia que tiene la mujer».

Celeste recordó que al llegar quedó impactada porque «miré que yo iba a tener mi propio cuarto». Le dieron terapia a ella y a su hija, y la asesoraron para denunciar a su agresor. Por ello dijo que «el refugio es algo muy bueno y puede salvar vidas».

Ella conoció a su agresor a los 15 años y poco antes de cumplir 16 decidieron vivir juntos, aunque se trataba de un delito, ya que él tenía 26 años.

«Siempre estaba acostumbrada que todo mundo me tratara mal o que me mirara así como que no porque estás ahí aguantando, pero pues nadie hacía nada tampoco», lamentó.

Como sucede en muchos casos, durante esos 12 años varias veces logró irse, pero volvió porque pensó que su relación iba a cambiar.

Fueron varias ocasiones que le dieron un poco de esperanza a la joven, dice que por ejemplo, «estuvo en un centro de rehabilitación y decía a lo mejor ya cambió, su mamá falleció y decía a lo mejor ahora sí va a cambiar, porque ya se va asentir más solo, pero era peor».

El procurador afirmó que en el refugio han atendido señoras que han ingresado con heridas de bala o punzocortantes, lo que da cuenta del grado de violencia que sufren las víctimas.

Celeste también era violentada sexualmente, por lo que deseaba huir de ese lugar, además ya ni siquiera dormía; «ya no me dormía con seguridad, me daba miedo que una noche me fuera atacar otra vez y que ahora sí fuera la última».

 

Síguenos en: Google News Notigram

Últimas Noticias icon arrow right

Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Notigram