El difunto máximo pontífice de la iglesia judio-cristiana que por muchos es señalado como uno de los mejores en la historia reciente, Juan Pablo II, visitó la capital de Durango un 9 de mayo de 1990, cuando se respiraba un ambiente social muy diferente; el Papa estuvo en lo que hoy es el estacionamiento del supermercado más conocido del Fraccionamiento Jardínes de Durango, junto al bulevar Francisco Villa, a un costado del cine.
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La Arquidiócesis de Durango lo recordó con mucho cariño y publicó las siguientes fotografías de aquel encuentro.
La visita significó mucho para los creyentes religiosos pues el máximo pontífice no tiene muchas fechas programadas en cualquier lugar del mundo y dado que Durango representa tan poco económica y políticamente para México, fue todo un hecho insólito que ocurriera. Tanto así que los religiosos radicales llaman a todo ese terreno la «zona santa», contradicción que hoy exista un casino en la zona mencionada.
Fue tan importante aquel suceso para ese sector que se construyó en el jardín hacia el sur una cruz en monumento como símbolo de agradecimiento y para conmemorar lo que ahí ocurrió.