Por: Manuel Díaz
- Para las personas que padecen de violencia, la recomendación es denunciar penalmente
Se observa una descomposición del tejido social y pérdida de los valores dentro de la familia a consecuencia de la lejanía que se tiene con Dios, como se demuestra en las dos agresiones registradas contra menores de edad recientemente, compartió el vocero de la Arquidiócesis, Noé Soto.
Esta desestabilidad lleva a un enardecimiento en la violencia, desafortunadamente es consecuencia de la pérdida del sentido en los valores familiares, reiteró.
Comentó además que hay una carencia de compromiso al interior de los núcleos familiares, y muchas veces por los vicios. «Todo esto es consecuencia del olvido de Dios en nuestras vidas, porque el Creador nos enseña a vivir de forma correcta».
Noé Soto señaló asimismo que este comportamiento social es parte de los síntomas de un desarraigo del ser humano, de la pérdida de valores, del olvido, del compromiso moral y del alejamiento de Dios.
Resaltó mientras tanto que la Iglesia católica mantiene el compromiso de otorgar apoyo a las personas que padecen de violencia, y una vez que se encuentran fortalecidas, la recomendación es denunciar penalmente al agresor.
Además de continuar luchando por el fortalecimiento de la familia, por todo lo que contribuya a la dignidad de la persona.
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