En México, un reciente testimonio del ex presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, ha causado conmoción. Sarkozy ha revelado detalles preocupantes sobre el poder que llegó a tener el ex secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, durante el sexenio de Felipe Calderón. El actual mandatario, Andrés Manuel López Obrador, ha calificado estas declaraciones como “vergonzosas”.

La crítica de López Obrador

López Obrador criticó fuertemente las revelaciones de Sarkozy durante una conferencia. Afirmó que es “vergonzoso” que García Luna haya tenido un nivel de influencia tan desproporcionado en el gobierno anterior. El presidente lamentó que, si bien es común tener colaboradores cercanos, en este caso “estaban invertidos los papeles. El que mandaba era García Luna”.

Las extravagancias de García Luna

Además, el presidente hizo referencia a las extravagancias reveladas por Sarkozy, como el hecho de que García Luna haya sido prestada una casa del banquero Roberto Hernández. López Obrador relató que cuando visitó el lugar, creyendo que se trataba de una casa de gobierno, se sorprendió al descubrir que pertenecía a un banquero. Estas situaciones, según el mandatario, reflejan la impunidad y los privilegios existentes en el antiguo gobierno.

Los antecedentes de García Luna

López Obrador destacó que García Luna cuenta con antecedentes en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional durante el gobierno de Carlos Salinas, una información poco conocida según el mandatario. En este sentido, resaltó la importancia de las mañaneras, las conferencias de prensa matutinas que realiza regularmente, para difundir este tipo de información y crear conciencia entre la población. “Hay que inventariarlas, que no se vayan las mañaneras”, enfatizó.

Sin embargo, la continuidad de las mañaneras ha sido objeto de debate. Ante esta interrogante, López Obrador señaló que aunque cada quien tiene sus formas de informar, es fundamental garantizar el derecho a la información, ya que un pueblo informado es un pueblo consciente. El presidente argumentó que no se puede permitir que las grandes corporaciones sean las únicas que tengan el derecho a informar, evitando así el monopolio y la censura de la información.

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