El cuarzo es un cristal que suele emplearse en pulseras, collares o zarcillos y como adornos en blusas. También se vende como una piedra con propiedades de protección, regulación de la energía y curación del alma.

Sin embargo, para su extracción se utiliza el método llamado minería a cielo abierto,  lo cual causa un gran daño al ecosistema.

Para llevar a cabo la extracción del cuarzo diversas maquinarias pesadas intervienen para remover el suelo, la arcilla y la flora local. Con ello, se generan diversas afectaciones que van en contra de la conservación de áreas de alta vulnerabilidad y sensibilidad ecológica.

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Por ejemplo, la destrucción de la vegetación como lo son encinas, quejigos, madroños, enebros y labiérnagos. Además, se generan alteraciones químicas y biológicas de los ecosistemas.

Otras de las afectaciones que causa son la degradación del paisaje, la contaminación sonora, emisión de grandes cantidades de CO2 y el incremento de la temperatura global.

Las consecuencias de la extracción y explotación del cuarzo  no pueden detenerse. Sin embargo, si puede implementarse la conciencia ambiental.

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