La Rosca de Reyes es una tradición con raíces en la Edad Media, surgida en el siglo XIV en países europeos como Francia y España. Esta costumbre llegó a México durante la época de la conquista y ha perdurado desde entonces. Su distintiva forma circular representa el amor eterno de Dios, sin principio ni fin, y su elaboración simboliza una historia que trasciende generaciones.

La historia relata el viaje de los Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltazar. Montados en un camello, un caballo y un elefante respectivamente, los sabios siguieron una estrella desde el Oriente hasta Jerusalén, con el propósito de adorar al recién nacido profeta y entregarle tres ofrendas: oro, incienso y mirra. Este encuentro, conocido como epifanía, se conmemora con la Rosca de Reyes.

Para los cristianos, el diseño ovalado del pan simboliza el amor infinito hacia Dios. Las frutas cristalizadas que decoran la rosca evocan las joyas de las coronas de los Reyes Magos, mientras que el muñeco escondido en su interior representa al Niño Jesús. En la tradición mexicana, quien encuentra esta figura tiene el compromiso de cuidarla hasta el 2 de febrero, cuando se celebra el Día de la Candelaria.

En la madrugada del 6 de enero, niños mexicanos reciben regalos que los Reyes Magos dejan en sus hogares, rememorando las ofrendas entregadas al Niño Jesús. Además, el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) destaca la importancia de las frutas empleadas en la decoración de la rosca:

• Naranja: 4.6 millones de toneladas producidas en 2016.
• Limón: 2.4 millones de toneladas en el mismo año.
• Higo: 7.1 mil toneladas.
• Cereza: 207.1 toneladas.

Esta tradición no solo une a las familias en torno al simbolismo de la rosca, sino que también celebra la abundancia de los frutos que la adornan. Que este año nuevo esté lleno de prosperidad y alegría.

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