Durante más de tres décadas, la productividad del campo mexicano fue sacrificada en nombre de un modelo económico que apostó por la importación de alimentos en lugar de apoyar a los productores nacionales, señaló el diputado federal José Narro.
Desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari y la firma del Tratado de Libre Comercio, pasando por los gobiernos de Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, el campo fue relegado a un papel marginal en la economía nacional.
Los gobiernos neoliberales argumentaron que era más barato importar granos que producirlos, dejando en el olvido la infraestructura, el crédito, el acompañamiento técnico y los programas de apoyo para los agricultores mexicanos. Esta política provocó una creciente dependencia del exterior y la desarticulación de la productividad del campo mexicano, que históricamente había sido la base de la autosuficiencia alimentaria del país.
Productividad del campo mexicano, víctima de décadas de abandono
Durante los sexenios mencionados, se desmantelaron instituciones clave como la Financiera Rural, se eliminaron programas como el extensionismo rural y se redujeron al mínimo los presupuestos dirigidos al sector agropecuario. Las consecuencias fueron graves:
- Reducción de la superficie sembrada.
- Emigración masiva del campo a las ciudades o al extranjero.
- Incremento de la pobreza rural (70% de los pobres en México viven en zonas rurales).
- Pérdida de la autosuficiencia en productos básicos como el maíz, frijol, arroz y trigo.
Las políticas implementadas durante esos años privilegiaron a los grandes agroexportadores y dejaron fuera a millones de pequeños y medianos productores que no contaban con herramientas para competir en condiciones justas.
Gobierno actual busca revertir el abandono del campo
En contraste, el gobierno actual ha comenzado una reestructuración profunda para recuperar la productividad del campo mexicano. Como lo ha señalado el diputado federal José Narro Céspedes, líder de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA), se está rompiendo con esa lógica neoliberal para volver a poner al campo en el centro de la estrategia nacional de desarrollo.
Hoy, el campo ya no es visto como un sector rezagado, sino como un pilar para la autosuficiencia alimentaria y la soberanía nacional. La presidenta de México ha lanzado programas concretos para rescatar la producción agrícola y devolverle al campo su papel histórico:
- Se reactivó la Productora de Semillas de Bienestar, recuperando la riqueza genética nacional.
- Se lanzó un programa para adquirir frijol mejorado, con el fin de distribuirlo entre productores de Zacatecas, Durango y Chihuahua.
- Se comprometió la tecnificación de 250,000 hectáreas de riego, mejorando la eficiencia en el uso del agua.
- Volvió el crédito al campo con una tasa blanda del 9% y un fondo inicial de 58,000 millones de pesos.
- Regresaron el seguro agrícola y el extensionismo rural, claves para la protección y desarrollo del productor.
Nuevos programas impulsan la recuperación productiva del campo mexicano
Con estas acciones, se busca reconstruir el andamiaje que fue desmantelado durante décadas. Se trata de generar condiciones para que el campo vuelva a ser rentable, atractivo para nuevas generaciones y sustentable a largo plazo.
Los pilares de este renacimiento son:
- Inversión pública sostenida: aumento progresivo del presupuesto para programas como Producción para el Bienestar.
- Acceso a crédito y seguros: fundamentales para mitigar los riesgos de la producción agrícola.
- Modernización tecnológica: incorporación de sistemas de riego eficiente y maquinaria agrícola.
- Rescate de cultivos estratégicos: como el frijol, maíz y arroz, fundamentales para la dieta mexicana.
- Valor agregado: impulso a cadenas de transformación, como el enlatado de frijol, para mejorar precios y mercados.
El objetivo es claro: recuperar la productividad del campo mexicano, reduciendo la dependencia de importaciones y enfrentando desafíos como el cambio climático, la escasez de agua y la volatilidad de los mercados internacionales.
En palabras de Narro:
“Durante años se nos dijo que era mejor importar que producir. Hoy, la realidad nos exige lo contrario: producir lo que México consume para evitar aranceles, crisis y dependencia.”
El campo mexicano ya no puede esperar. La recuperación de su productividad no es solo una deuda histórica, sino una necesidad urgente para garantizar la seguridad alimentaria, fortalecer la economía y dar futuro a millones de familias rurales.
Por: Antonio Gaytán
- Te puede interesar: Plantea Narro arancel al maíz de EE.UU. como respuesta al castigo al tomate