Nazas, Durango.- La observación del eclipse solar total además de ser un evento astronómico y físico, permitió que familias completas se reunieran en medio de la música y generaron un gran ambiente en el que recibieron juntos esta gran experiencia que quedará marcada en su memoria.
María Elena, visitante de Gómez Palacio, durante la penumbra, comenzó a gritar de emoción junto a sus hijos y nietos:
“Me deja algo bien bonito, que me puso bien china mi piel de emoción. Me traje a mis niños y están muy contentos, estuvo bien padre, llegamos ayer a Dolores Hidalgo y son todos bien amables, sencillos y nos recibieron muy bien”.
Mientras que otros visitantes de San Pedro de las Colonias, Coahuila y Los Ángeles, California, también estuvieron reunidos en el gran campo de avistamiento donde observaron como la luna se interponía entre el sol y la tierra:
“La verdad no me imaginaba como iba a ser, es un evento hermoso que la naturaleza nos regala y estamos muy contentos es algo muy bonito y único”, dijo a Notigram Verónica Ruiz.
Roberto Hinojosa, aficionado de la astrología viajó desde Monterrey, Nuevo León para observar con mayor detenimiento este eclipse. Aunque es el segundo que presencia en su vida, reconoce que el punto de observación sí influyó para ubicar otros astros que en el eclipse anterior no lograron verse:
“Es el segundo eclipse total, yo vi el de 1991 y ahora quise ver éste y fue magnífico. Estuvo muy bien, este fue el mejor lugar. Ahora vi cosas que no vi la primera vez, como que se empezó a oscurecer de repente y allá en Nayarit no noté eso. Ahora vi al planeta Venus, también se veían Júpiter y Marte y un cometa. También se alcanzaron a ver las perlas de Bayli”
Poco antes del mediodía las familias de turistas se organizaron en filas para dar seguimiento a la trayectoria del eclipse. La euforia de los observadores generó un ambiente emotivo en el que aplaudían y gritaban al mismo tiempo que se oscurecía el cielo.
Quienes fueron los más sorprendidos fueron los niños, quienes acompañados de sus padres, hermanos y abuelos, estaban completamente atentos a los cambios que se resentían en el ambiente, como el descenso de la temperatura y de la intensidad de la luz.
“Sí me gustó, ahí estaba Venus, era el puntito chiquito. Lo que más me gustó del eclipse fue el sol”, dice Mariana, de 4 años.