El arzobispo de Durango, Faustino Armendáriz, fue víctima de un atentado contra su vida,  un hombre trató de enterrarle un cuchillo pero afortunadamente no lo logró.

Lamentablemente ocurrió la acción agresiva de una persona que no tenía el gusto de conocer, termine la santa misa, me quite los ornamentos y me puse el saco, estaba platicando con un niño y había fila de otras personas para alguna consulta en la sacristía.

De repente una persona me jalo de mi brazo izquierdo con violencia y me hizo la pregunta si yo era el Arzobispo, al responderle que si, el hombre extendió su brazo y le vi un cuchillo en la mano y me alcanzó a pegar a la altura de las costillas, sentí un piquete pero me doble para que no me hiciera daño, pero el arma punzante no entró gracias a Dios, solamente tengo el daño leve.

Afortunadamente estaba en el lugar un sacerdote el cual se lanzó contra él y le quitó el arma, de igual manera, en el momento de la agresión este hombre me empezó a gritar groserías, incluso cuando lo iban sacando de la catedral le iba preguntando el porqué había atentado contra mí y me seguí insultando.

La verdad es que lamento mucho esta acción porque fue un intento de asesinato el cual no se logró, si me asusta mucho y me da tristeza porque cuando no le haces daño a alguien y te agrede de esa manera no se vale. Levantamos la denuncia por intento de homicidio y me siento parte de las personas que han sufrido agresiones en ocasiones por cualquier cosa, en un ambiente de violencia y de polarización que existe en nuestro país.

Quienes detuvieron al hombre agresor fue un sacerdote y el sacristán, afuera de la sacristía llegaron elementos policiacos y los paramédicos de cruz roja para brindarme los primeros auxilios. No conozco al señor y seguramente puede traer algunos problemas con la iglesia.