*Cerca de 400 empleados de la marca en Durango se vieron perjudicados al recibir cantidades de 60, 130 o 300 pesos como pago de utilidades.

Por: Richard Ibarra

Durante este sábado 25 de mayo, personal que labora en las tiendas Soriana, de diferentes estados, decidieron organizarse para exigir el pago justo de utilidades; Durango no fue la excepción y participaron en el cierre de las diferentes sucursales, incluyendo a la firma City Club.

En lo que respecta a la entidad duranguense, se dio a conocer que la plantilla afectada es de 400 personas. Fueron empleados de la sucursal Madero, quienes se congregaron frente a la línea de cajas para protestar, debido a que recibieron 60, 130 y hasta 300 pesos como pago al derecho que se establece en la Ley Federal del Trabajo.

También denuncian inconformidades por el trato que reciben, ya que señalan les cobran los uniformes, entre otras irregularidades.

Lo que reciben este día en cuanto al reparto de utilidades, aseguran que es siete veces menor al pago mínimo correspondiente al de otros años, dependiendo del cargo que ostentan los colaboradores en este supermercado.

En algunas tiendas, como City Club, el personal decidió cerrar por completo las puertas de acceso, colocando mensajes de exigencia y de respeto a los derechos laborales.

Con respecto a Soriana Madero, ubicada al sur de la ciudad, los trabajadores reportaron a Notigram que se vieron amenazados por el titular de la gerencia, cuya advertencia fue canalizada inicialmente a los encargados de área para que la tienda no dejara de operar en ningún momento.

«Estamos cansados de enfrentar esto cada año, somos testigos de las ventas que incrementaron hasta seis por ciento entre 2022 y 2023; es una burla que nos traten así cuando ya tenemos problemas con nuestros sueldos y nóminas», declaró la cajera Silvia Vela, cuya antigüedad laboral ya supera los tres años en esa empresa.

Agregó que no solo se trata de las utilidades, pues mes a mes se hace notoria la reducción injustificada de cantidades importantes en nómina, lo cual va de 200 a 300 pesos por trabajador.

«Es una empresa que con base en amenazas, busca mantener controlado a su personal, así como sanciones por metas no alcanzadas, actas administrativas en exceso y descansos; pese a que se llega a los objetivos, nunca se reconoce el esfuerzo laboral», agregó Tania Flores, jefa de piso.