Un hombre que primero abrió las llaves del gas para morir intoxicado y quien luego se pegó un balazo en la cabeza, finalmente logró su objetivo de suicidarse.

El señor que primero abrió las llaves del gas y no murió, y que luego se pegó un balazo, dejó de existir cuando lo atendían los doctores.

Quien protagonizó los dos casos, era el señor  Tomás, de 65 años de edad, vecino la colonia Valle Verde.

Del suicida numero 17 en el mes de mayo, se sabe que ayer como a las 12:00 horas,  Jorge, su hijo, acudió al domicilio de su padre don Tomás.

Al tocar la puerta y no abrirle, se las ingenió para entrar, pero se llevó una desagradable sorpresa, ya que su papá estaba tirado en la cama, con sangre en la cabeza y a un costado su pistola.

Rápidamente solicitó auxilio y poco después llegó una ambulancia de la Cruz Roja, en la que los paramédicos lo trasladaron a la clínica número uno del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

El personal de ese nosocomio comenzó a tratar de salvarle la vida, pero lamentablemente falleció la mañana de este lunes.

De don Tomás, se comentó que estaba deprimido y que ya en una ocasión había tratado de suicidarse al dejar abiertas las llaves de su estufa de gas.

En esa ocasión sus hijos lo descubrieron y le salvaron la vida, pero esta vez poco pudieron hacer por evitarlo.

Del suicidio número 72 en lo que  del año, dio fe el Agente del Ministerio Público, quien ordenó que se le practicara la autopsia de ley en el anfiteatro de la Fiscalía General del Estado (FGE).

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