Por : Eduardo Ortega Solano

Los resultados de la conversación telefónica que sostuvieron el jueves pasado la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el mandatario estadounidense, Donald Trump, no causaron sorpresa. Antes de esta llamada, en algunas ocasiones habíamos comentado que el evento del Zócalo en la CDMX, realizado el domingo pasado, podría cambiar de sentido, como a la postre sucedió. La presidenta había convocado a una “asamblea informativa” para el domingo 9 de marzo a las 12:00 horas, donde daría a conocer un “Plan B”: el plan arancelario contra  EUA, en el que, además de implementar algunos aranceles, se tomarían otras medidas. Sin embargo, Claudia ya había expresado la viabilidad de que, como resultado de esta cuarta llamada con Trump, existiera la posibilidad de revertir el 25% de los aranceles ya aplicados, cosa que finalmente sucedió dos días después de su implementación.

Como resultado de este acuerdo, lo que se vivió en el Zócalo capitalino fue un “Arancel-Fest”: un día de fiesta con arengas y música, además de que la presidenta aprovechó para incluir en su discurso la reforma al Poder Judicial y la elección del 1 de junio. Trump informó que se detendrán los aranceles para México y, además, señaló la buena relación que tiene con la presidenta Sheinbaum. Ya en anteriores ocasiones, el republicano ha elogiado el trabajo de Claudia; habría que recordar que recientemente mencionó que su gobierno hará una inversión de 100 millones de dólares para replicar la campaña contra las drogas que realiza el gobierno federal de México. En esta ocasión, puntualizó: “Hemos trabajado mucho juntos en la frontera, tanto en términos de detener el cruce de migrantes ilegales que entran a Estados Unidos como para detener el tráfico de fentanilo. Gracias, presidenta Sheinbaum, por su trabajo duro y cooperación”.

Es cierto que la exención de aranceles durará solo hasta el 2 de abril, cuando Trump planea promulgar una nueva ronda de impuestos comerciales. Sin embargo, estos afectarán principalmente al sector agrícola, donde seguramente quedarán fuera los productos incluidos en el T-MEC. Además, aunque ahora se pretende imponer aranceles a todos los países con los que EUA tiene intercambio comercial, estos se proponen de forma recíproca. México no tiene ningún tipo de arancel con Estados Unidos.

No se puede negar que este zipizape provocado por Donald Trump pone nerviosos a los mercados; sin embargo, poco deberá repercutir en la situación económica de los tres países. No se debe pasar por alto que el mandatario estadounidense fue uno de los tres presidentes firmantes del tratado que hoy está vigente. Los tres mandatarios están aprovechando para decirles a sus gobernados y electores lo que quieren oír. Claudia ha sido precisa al afirmar de muchas formas: “A México se le respeta”, haciendo un llamado a fortalecer la mexicanidad, la unidad y la identidad nacional. Por algo, la aceptación de “la presidenta con A” es actualmente del 85%, superando el máximo de AMLO, que fue del 83%.

El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, después de 10 años en el poder, anunció el pasado 6 de enero su renuncia al cargo, precisando que se mantendrá como jefe de gobierno hasta que su partido elija un nuevo líder. Su baja aceptación le impedía ser el candidato liberal en las próximas elecciones, pero su respuesta a Donald Trump hizo crecer su popularidad de forma vertiginosa, pasando de un 7% a un 23%, lo que lo perfila nuevamente hacia la reelección. Pese a que a Donald Trump no le fue bien en su reciente visita al Congreso, mantiene su aceptación; incluso, esta ha crecido entre sus votantes, principalmente en la ultraderecha, grupos muy conservadores, neofascistas y promotores de la supremacía blanca.

Los mandatarios han entendido que esto es como el juego de “Juan Pirulero: que cada quien atienda su juego”.