Braulio Meraz y los Revueltas
Por: Gilberto Jiménez Carrillo
Cuando el mayor Braulio Meraz Nevárez desempeñaba el cargo de diputado federal, un 4 de octubre de 1940 falleció Silvestre Revueltas Sánchez. Don Braulio conoció al músico en una reunión que organizaba la colonia durangueña, dichas reuniones las promovía Enrique Carrola Antuna, duranguense que se preocupaba por aglutinar y unificar a los durangueños que vivían en el entonces Distrito Federal. Meraz Nevárez se encontraba en la Cámara de Diputados a punto de iniciar sesión, cuando el diputado veracruzano César Garizurieta, intelectual, que entre otras cosas pasó a la historia por haber inventado la frase de vivir fuera del presupuesto es vivir en el error, se acercó a Meraz para darle la noticia de la muerte del santiaguero. Garizurieta y Revueltas eran muy amigos, ya que con frecuencia compartían la bohemia.
La notica la confirmó con el coronel Carrola Antuna, quien de paso le comentó que la situación económica de la viuda era muy mala, pues no tenían dinero ni para el sepelio. Meraz solicitó a la Cámara que por gratitud a las aportaciones culturales y musicales que había dado Revueltas se autorizara una partida para los gastos de su funeral… la partida se aprobó. Días después, acudió a la Cámara la señora Ángela Acevedo, viuda de Silvestre, a darle las gracias personalmente al diputado Meraz por su intervención y apoyo, la señora iba acompañada de su pequeña hija de nombre Eugenia.
En una de las tantas visitas y recorridos que hizo a su tierra natal, Santiago Papasquiaro, Braulio Meraz se hizo acompañar de José Revueltas. Los hospedó en casa de su madre doña Ángela Nevárez, viuda de Meraz. La mamá de Braulio Meraz y una tía materna fueron amigas de la infancia de Silvestre. El papá de los Revueltas fue socio comercial del abuelo de Meraz, esto en tiempos en que de Santiago Papasquiaro se mandaba mercancía al mineral de San Andrés de la Sierra. Por cierto, en una de las ocasiones que José Revueltas acompañó a Meraz a giras de trabajo por Durango, estando alojado en el hotel San Carlos de la ciudad de Durango, recibió la noticia vía telefónica que había sido premiada una de sus obras. Braulio Meraz cultivó una buena relación de amistad con José Revueltas, entre otras cosas porque eran paisanos originarios de Santiago Papasquiaro.
En cierta ocasión, estando en la Ciudad de México, José Revueltas invitó a cenar a Meraz en su casa de la colonia Hipódromo. En la reunión se encontraba la escritora Pita Amor, un mujer culta y atractiva a la que Revueltas abrazaba y besaba sin descanso. Ambos eran pareja, incluso, en una de sus visitas a Durango, José llevó a Pita Amor a Santiago Papasquiaro y Meraz los atendió. El 14 de abril de 1976, cuando falleció el autor de El Apando, el Mayor del Ejército nacional Braulio Meraz Nevárez estuvo presente en los funerales. Braulio Meraz es de esos personajes únicos que pocas veces se dan. El santiaguero fue tres veces diputado federal, legislador local en una ocasión, fundador de la CNOP a nivel nacional, presidente de la Unión Ganadera Regional de Durango, secretario particular del general Jesús Agustín Castro Rivera durante 17 años, nieto de Octaviano Meraz y gobernador de Durango unas horas, quizá uno los políticos más enteros que ha tenido Durango. Destapó de sus pistolas de tres candidatos a la presidencia de la República, atendió personalmente a Fulgencio Bautista, bailó hasta el cansancio con Gloria Campobello, tramitó la pensión de viudez de Austreberta Rentería y se hizo amigo de doña Luz Corral y fue amigo, entre otros, del licenciado de Fernando López Arias. Conocer su biografía es sumamente interesante y cautivador. Tuve la enorme suerte y privilegio de ser su amigo y escribir sus memorias, algunas ellas relacionadas con sus paisanos los Revueltas, anécdotas que permanecen en mi memoria y no fueron publicadas por respeto al recuerdo de esta familia de artistas. Saludos hasta donde se encuentre Don Braulio, José y yo lo recordamos con mucho cariño.
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