Caleidoscopio… Cartas desde San Francisco
Por: Socorro Soto Alanís
Hay ciudades mágicas en el mundo, lugares que llaman la atención del turismo internacional y que están en la hipotética agenda de muchas personas, San Francisco, California, es una de ellas, casi a la par que Nueva York, en lo que a Estados Unidos se refiere.
Vagabunda soy, y a lo largo de mi vida, viajar ha sido uno de mis propósitos vitales. Me faltaba San Francisco y por fin lo he logrado. Se sumaron varias buenas voluntades, dos sobrinos muy queridos y sus parejas que viven en California, trabajan allá desde hace años, en busca de las oportunidades que en nuestro país nomás no encuentran. Puro paisa. Pura “working class” internacional; al igual que millones de jóvenes mexicanos, son brillantes, preparados, profesionistas, bilingües, entrones y hombres de bien. Nada cuenta, en México no hay trabajo suficiente para la población económicamente activa PEA y al igual que más de 12 millones de compatriotas trabajan con gran entusiasmo al lado de la frontera. Lo digo con profundo orgullo por ellos. No por los gobiernos mexicanos incapaces de cumplir sus obligaciones.
En la compañía inmejorable de mi hijo, hermana y hermano, al igual de queridos, arrancamos. Hemos recorrido la costa oeste de California, qué belleza natural y urbana. Me encantan y admiro a las sociedades y ciudades desarrolladas, existe un primer mundo que ha resuelto las necesidades básicas de la mayoría de su población, con gobiernos que cumplen su compromiso de otorgarles seguridad y bienestar, los créditos para comprar o rentar casas habitación, automóviles, ropa; ciudades que ofrecen servicios públicos de primera, transporte, calles y carreteras sin baches, seguras, jardines, parques, museos, teatros, estadios y canchas deportivas y un largo etcétera.
California tiene ciudades, muelles, puertos, paisajes y pueblos bellísimos, a lo largo del océano Pacífico, con su misterio y magia acuática. Hemos recorrido San Diego, Los Ángeles, Ventura, Long Beach, Santa Mónica, Malibú, Hollywood y San Francisco.
Mi fascinación por la estética, la ingeniería y la tecnología se desbordan al admirar el famoso Golden Gate, con sus enormes torres y cables, el museo de Arte Moderno, las casas estilo victoriano de Lombard Street, los taxis sin chofer, Chinatown, el barrio italiano, los tranvías, los coches que parecen último modelo, el Palacio de Bellas Artes, los rascacielos a la par y en contraste con la belleza natural de los muelles a la orilla del Pacífico y lo mejor, las personas de todo el mundo que circulan por aquí. Ciudad antigua fundada en 1776 por colonos españoles que construyeron un fuerte en lo que hoy es uno de los puentes más famosos del mundo. Territorio que perteneció a la Nueva España hasta 1821 y a partir de 1845 pertenece a EU con la intervención y pérdida del territorio mexicano.
Con la fiebre del oro de California, la bahía se desarrolló y lo ha hecho de manera permanente hasta convertirse en un polo de desarrollo turístico, comercial, bancario, gastronómico, financiero y alcanzar un PIB de los más altos de la gran potencia. Al lado está el boom tecnológico y cibernético más importante del mundo, Silicon Valley, por si le faltara algo.
Llama la atención la pequeña isla Alcatraz, famosa cárcel de la cual se fugaron algunos presos, en un hecho increíble. Ciudad montañosa con vistas a la belleza de la ciudad y otra vez al Pacífico, invita a caminarla, recorrerla toda. Café exquisito, galerías de arte, el tranvía famoso, gastronomía deliciosa, el famoso Muelle 39 con las focas brincando. Ciudad moderna, centro financiero que igual recibe a los multimillonarios del mundo y a los “working class” que gustamos del disfrute de la vida, de la música, de los paseos por los muelles, por las calles. Ciudad cosmopolita y famosa por respetar la diversidad, la inclusión, los derechos humanos; con Ballet, Ópera y Teatro de los mejores del mundo. “La fría y gris ciudad del amor”, dijo el poeta George Starling
@cocosotoalanis