Caleidoscopio… Durango, 461 aniversario
Por: Socorro Soto Alanís
Cuenta la leyenda que hace 461 años se celebró la fundación de la ciudad de Durango, la ceremonia se realizó en donde están hoy las calles de Juárez y 5 de Febrero, en plena Plaza de Armas, y que meses antes llegaron algunos españoles a estas tierras, comandados por el capitán Francisco de Ibarra, quienes venían en busca de una montaña de oro, no encontraron el codiciado metal, pero sí un amplio llano entre dos cerros con una acequia; se establecieron y fundaron la Villa de Durango el 8 de julio de 1563 y Francisco de Ibarra fue nombrado gobernador y capitán general de la entonces Nueva Vizcaya.
El centro histórico de nuestra ciudad colonial es de los más bellos del norte del país, sus palacios, haciendas, casonas con zaguanes, patios centrales y grandes habitaciones son muestra de una gran belleza histórica. El trabajo con el hierro forjado y la cantera muestran el talento y la vena de los artistas de entonces.
Durango fue capital de toda la Nueva Vizcaya, se encontraban aquí los poderes económicos, políticos y eclesiásticos de todo el norte del país con una enorme riqueza. Todo pasado fue mejor.
461 años después, aquí estamos. Una clase política que solo ve su ombligo y el de su corto grupo de amigos, sin prepararse, ni ningún propósito ni interés por participar en las nuevas rutas del siglo XXI, de tal manera que no hay figuras que escalen a la esfera del poder, allá en la Antigua Gran Tenochtitlan, que sigue concentrando todo el poder y la riqueza. Uno o dos políticos han llegado al círculo rojo, pero no lograron destacar, menos apoyar a paisanos, formar cuadros, irrumpir en las grandes ligas. Un pequeño comercio y pequeña industria que no cuenta con resortes que apoyen su despegue. Por eso la proliferación del comercio informal y del otro tráfico.
En la década de los cincuenta, en el país se instrumentó el desarrollo estabilizador, conocido como el “milagro mexicano” y las regiones del país se sumaron a dicho crecimiento. En Durango nos pasó de noche.
Tenemos varias razones para alegrarnos: dos parques bellísimos, únicos pulmones de la ciudad, áreas naturales protegidas, que bajo ninguna circunstancia permitiremos que los empresarios construyan ahí sus oficinas, ¡el colmo! Un paseo de Las Alamedas y Las Moreras, que lucen los árboles más hermosos que datan de muchos años; un centro histórico que invita a caminarlo y disfrutarlo; un clima envidiable, y lo mejor, los habitantes de esta tranquila y callada ciudad colonial. Feliz aniversario 461 a nuestra bella ciudad.
@cocosotoalanis