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Caleidoscopio… Nellie Campobello

16/11/2024 - Hace 3 horas en Durango Estado

Caleidoscopio… Nellie Campobello

Zona de Debate | 16/11/2024 - Hace 3 horas
Caleidoscopio… Nellie Campobello

Por: Socorro Soto Alanís

En este corazón de tierra que es Durango, en Villa Ocampo, nació María Francisca Moya Luna el 7 de noviembre de 1900. Su infancia transcurrió en plena Revolución Mexicana, entre las balas, la violencia, los heridos y muertos, la niña guarda en su memoria todo lo que observa a través de su ventana y así se gesta una escritora.  Al lado de su madre y hermana auxiliaban en lo que podían a los heridos. Para mantener a las niñas, su madre cosía y trabajaba en la limpieza de casas. Su padre ausente, nunca se hizo cargo de ellas, ni lo conocieron. En las primeras décadas del siglo XX, en un México extremadamente machista, el lugar de la mujer estaba en la cocina, en la recámara, en el campo; pero no en el escritorio.

“Fui una niña feliz”, escribe. “Vi y aprendí que los malos roban y matan a los buenos; que para los buenos no existe la justicia ni en cientos de años”. La madre, raíz, tierra, matriarca será una figura vital en su obra y le dedicará su libro “Cartucho” relatos de la Revolución, y en su libro “Las manos de mamá”, narra sus recuerdos de niña al lado de su madre.

Niña serrana, de trenzas, norteña, que corre sobre los llanos grandes, entre los cerros, que come gorditas, queso añejo, tornachiles, quesadillas, en el norte de un país que se desangra por transformarse y que pretende, sin lograrlo, dejar atrás la miseria y la concentración de la riqueza. Entre las llanuras, en los baños de río, al lado del bracero y un cielo infinito, se forjó el espíritu indómito de Francisca. Nadie se lo cuenta, ella vive al lado de los hombres más temerarios.

El brazo armado de la Revolución Mexicana, las haciendas saqueadas, la miseria, los trenes descarrilados y aquellos legendarios buscadores de otro país, de otras vidas, de otro horizonte son material que nuestra autora en su madurez escribirá sin concesiones, ya en la ciudad de México y ya con el nombre de Nellie Campobello. “Mi tierra es un lugar donde se sostienen erguidos los adobes, y donde las estrellas fugaces se desprenden del oriente y se prenden encendidas en el Norte. La gente silenciosamente se adhiere al paisaje, sus pasos son lentos, sus voces suaves, solo dicen sílabas contadas”.

Conoció a Martín Luis Guzmán y sostienen una relación entre amorosa, platónica y real. Al lado de Gloria, su hermana, inician clases de danza y fundan la Escuela Nacional de Danza. Se van un tiempo a La Habana y conocen a escritores y artistas, el más importante, el gitano de Granada, España, Federico García Lorca.

En 1931 es editado “Cartucho”, especie de autobiografía, al lado de una narración histórica y literaria. “Mi tema era despreciado, mis héroes estaban proscritos”.  En “Las manos de mamá”, la autora nos narra el consuelo que la niña encontraba al lado de sus faldas, en aquel mundo de violencia y muerte, “la fuerza de su amor, nos sostenía, tenía lágrimas el pan que nos daba, entraba a la casa, se desanudaba el cabello, cantaba, removía aquí y allá, triste, siempre triste”.

El imperio de Campobello comenzó en la sierra de Durango y terminó en las oscuridades pantanosas de la capital lejana. En manos de personajes siniestros que la despojaron de su identidad y de su patrimonio para al final abandonarla y desaparecerla.

La tradición y el pasado solo son reales cuando son tocados por la imaginación poética del presente. Toquemos a nuestra Nellie, es parte importante de nuestro pasado.

@cocosotoalanis

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