EL HALCONAZO
Por: Gilberto Jiménez Carrillo
Si para alguna cosa sirve la historia es para hacernos conscientes de que ningún avance social se consigue sin lucha. El 10 de junio de 1971 es una fecha que está en la memoria de nuestro país. Ese día ocurrió la matanza del Jueves de Corpus, el famoso Halconazo, uno de los sucesos represivos más deshonrosos que se han vivido en México, a tan solo 3 años de la masacre de octubre de 1968. Las protestas de 1971 fueron una consecuencia de los movimientos estudiantiles en México durante los años anteriores, principalmente el de 1968, donde, y como es sabido, hubo una brutal y letal represión contra los estudiantes que se reunieron el 2 de octubre en la Plaza de las tres culturas en Tlatelolco. Gracias a una supuesta política que permitiría una libertad de expresión mucho más marcada, un gran número de líderes estudiantiles salieron de la cárcel después de 1968 y volvieron de un auto exilio a la actividad política, continuando con la lucha que se había estado gestando tiempo atrás. Las exigencias eran concretas: democratización de la educación, el control del presupuesto universitario, libertad de expresión y política para estudiantes, obreros y campesinos, así como el apoyo político-sindical para la clase trabajadora. La respuesta del gobierno fue contundente y agresiva. El 10 de junio de 1971, el Jueves de Corpus o el Halconazo, según algunas cifras, 120 estudiantes fueron asesinados. El ataque ubicado principalmente en las inmediaciones del Metro Normal fue propiciado por el Gobierno Federal —bajo la administración de Luis Echeverría Álvarez — contra las manifestaciones estudiantiles y echando mano de un grupo paramilitar llamado Los Halcones, una organización fuera del marco institucional que existía desde la década de 1960 y que se había encargado desde su inicio a reprimir y eliminar manifestaciones políticas a través de represión violenta en su forma más brutal. Palos y macanas fueron las primeras herramientas para contener a los estudiantes quienes, al responder a las agresiones propiciadas por Los Halcones, fueron violentados de manera aún más contundente con armas de alto calibre. Los estudiantes de la Ciudad de México habían salido a las calles a manifestarse en contra del recorte presupuestal del gobierno a la Universidad Autónoma de Nuevo León. Estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México y del Instituto Politécnico Nacional decidieron marchar en apoyo a las decisiones de sus compañeros neoleoneses. Sin embargo, la marcha se convirtió rápidamente en una mancha en la historia de nuestro país. Los responsables de la matanza del Jueves de Corpus fueron Los Halcones, un grupo paramilitar entrenado por la CIA y la Dirección Federal de Seguridad. Cuando la marcha llegó a la Avenida de los Maestros, un oficial de los granaderos ordenó mediante un megáfono que la marcha se disolviera. Cuando los estudiantes entonaron el himno nacional, la valla de granaderos los dejó pasar. Pero los granaderos también dejaron pasar dos vehículos grises de los que descendieron “Los Halcones”: jóvenes con el pelo cortado al rape, camisetas blancas y largas varas de bambú, que al grito de “¡Che, Che, Che Guevara!”, arremetieron contra los marchistas. Detrás de esta oleada de atacantes, otros “Halcones”, armados con rifles M-1, se apostaron en línea de tiradores, y aunque casi todos los tiros fueron hechos sobre las cabezas de los estudiantes, pues estaban pensados para amedrentar, no faltaron los muertos y heridos de bala. El episodio se conoce como «El halconazo» o «La matanza del Jueves de Corpus», y aparece en la película «Roma» de Alfonso Cuarón. Se le llamó «halconazo» porque los agresores formaron parte de un grupo paramilitar conocido como “Los Halcones”.
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