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El Salvador y México, lo mismo, pero más chiquito

26/03/2025 - Hace 3 días en Durango Estado

El Salvador y México, lo mismo, pero más chiquito

Zona de Debate | 26/03/2025 - Hace 3 días
El Salvador y México, lo mismo, pero más chiquito

Por: Iván Ramírez M.

Nayib Bukele salvó a El Salvador y pensó haber descubierto la fórmula para terminar con la inseguridad en el mundo, su soberbia fue tal que criticó al gobierno mexicano por no aplicarla, pero “el salvador” de El Salvador trae un frasquito de cloro para desinfectar dos litros de agua y un puñado de verduras en 15 minutos, y aquí lo que se requiere son años, toneladas de sosa cáustica, millones de manos y cepillos de alambre para limpiar el drenaje en las instituciones donde la corrupción de décadas se volvió piedra.

Pensar en terminar con el “crimen organizado no institucional” es un sueño que difícilmente se hará realidad. Mientras México sea rico en recursos naturales y tengamos como vecino al mayor consumidor de drogas en el mundo y a los creadores y administradores de los carteles (la CIA y la DEA), esto seguirá.  Lo que puede lograrse es un cambio en las formas en que el “crimen organizado no institucional” hace sus negocios. En la que no toquen el patrimonio ni la familia de quienes trabajan y ganan su dinero honestamente, que haya tranquilidad al hacerte de un patrimonio, de transitar por las carreteras y hasta erradicar ese sentimiento de impotencia y vulnerabilidad cuando por mala suerte choca tu carro el amigo del sobrino o la señora del amigo del gato del gato del gato del patrón.

El sueño que sí puede hacerse realidad es el de erradicar al “crimen organizado de cuello blanco” en las curules y cargos de gobierno, donde prevalece el cobro de moches por aprobar o no iniciativas, cuentas públicas y el descaro de gastos personales con cargo al erario, porque en cada cargo que ocupan salen llenos de propiedades, dinero y cirugías.

El salvador de El Salvador ofrece un frasco de paracetamol de 500 miligramos para combatir el cáncer que ya hizo metástasis en México y él lo sabe, no es tonto. Es más bien un emisario del gobierno de Estados Unidos, a quien le pidieron u ordenaron abrir fuego político contra México para ablandar las negociaciones con Trump. Tampoco somos tontos.

Trump es un estadista blofero, pero hábil y pragmático. Sus dos elecciones las ganó por tener información precisa y usarla para atacar de igual forma los nichos de electores. Descubrió en el pecho de un importante sector del pueblo norteamericano residuos de xenofobia, la cual avivó con su discurso, pero, además, les escogió “culpables” a sus problemas económicos y de seguridad doméstica, obteniendo así su respaldo.

Ahora quiere hacer lo mismo en México, pues encontró en el pecho de los mexicanos residuos añejos de desconfianza hacia las instituciones y un sentimiento de impotencia y vulnerabilidad ante los poderes facticos. El problema es que todo lo que toca el Tío Sam, al ostentarse como salvador del mundo, lo desbarata, lo deja sin alma, en la bancarrota y enlutado aún más. Así lo hicieron en el 2006 y seguimos pagando las consecuencias.

 

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