Gracias a usted, licenciado
Por: Gilberto Jiménez Carrillo
Cuando, en diciembre del 2018, el licenciado Andrés Manuel López Obrador asumió la titularidad del ejecutivo federal, les hizo la promesa a los mexicanos, que, además, de un Gobierno diferente, lo único que buscaba era ser un buen presidente. Después de casi seis años y a pocos días de terminar su administración, el señor presidente de todos los mexicanos ha publicado su más reciente libro titulado “¡GRACIAS!”, en el cual hace un balance de lo que significó el sexenio de la transformación histórica del país y de cómo el compromiso con la ciudadanía marcó el camino de una nueva política.
Hay quienes podrán tener coincidencias y diferencias con él, pero lo que no podemos negar es que hoy somos otro México. Quién lo hubiera dicho, si bien es cierto que gran parte de su política social estuvo basada en apoyos directos a los jóvenes estudiantes, personas de la tercera edad y mexicanos en condiciones de pobreza, los programas funcionaron porque estuvieron basados en resultados y en inversión para generar un verdadero cambio en la sociedad. Tenemos un buen presidente, aclamado y bien evaluado por la población y reconocido a nivel continental. Los ciudadanos reconocen su capacidad y sus valores generosos, dignos y nobles. Dígase lo que se diga, el licenciado López Obrador se convirtió en un verdadero estadista, cumplió muchas de sus promesas, fue ecuánime, justo, transparente y erradicó en gran medida la corrupción. Se comunica con afabilidad y en el momento oportuno. respeta a todos y su principal arma democrática es el diálogo franco y horizontal. Esto no es casualidad, su equipaje ético se sustenta en una sólida educación y en sus buenos maestros. Es un líder, que dirige su equipo con principios y criterios democráticos y tiene una estrategia clara y fenomenal.
En los primeros días de su gestión, utilizando las herramientas legales con firmeza y justicia, comenzó a proyectar su forma de gobernar siguiendo un plan con métrica, sentido común y una visión democrática de bienestar; algo poco común en los gobernantes de la época; sin populismo, sin excesos, sin polarización, sin posverdad. fue simplemente sobrio. Utilizando la constitución como la principal herramienta de dirección y respetando la independencia de poderes, diseñó un plan de gobierno impecable y razonablemente participativo, de corto, mediano y largo plazo. Mientras reducía los niveles delincuenciales y de pobreza de modo programado y sistemático, iban apareciendo nuevos hospitales, universidades, institutos tecnológicos, escuelas, bibliotecas y espacios deportivos y culturales, refinerías, trenes y tantas cosas más.
Con los sectores empresariales y gremiales hubo diálogos y acuerdos sin precedentes. AMLO entrega un país sano por cuanto a la inversión nacional y extranjera se refiere, y lo más importante, con una notable disminución de la pobreza extrema en nuestro país. AMLO se ha preocupado por los más pobres de México como ningún presidente lo había hecho. Su formación en las comunidades indígenas de la Chontalpa, su formación en ciencias políticas de la UNAM, su origen provinciano le permitieron una formación de un auténtico líder social que no es lo mismo que ser dirigente.
La recuperación del poder adquisitivo del salario mínimo también debe reconocerse, porque se traduce en una mejoría en el bolsillo y por ende en la calidad de vida de las personas. Como lo narra en su libro, él no se la pasaba tomando café o comiendo con otros políticos o periodistas, sino involucrándose en las luchas de los trabajadores y los campesinos, conociendo personalmente a la mayor parte de sus líderes. La gente ve en López Obrador un presidente que los representa y habla por ellos y ve en Morena el partido que está cerca de la población. El aumento al salario mínimo, las vacaciones, el garantizar el 100% de pensión, los programas sociales y apoyos directos y en general todas las acciones del gobierno de López Obrador tenía un solo objetivo, apoyar a la población. Sin que sea obra de la casualidad, de Dios o del destino, no hay duda que el país es otro.
Por fin, después de tantos años de corrupción y desencanto, se logró encontrar el cauce de desarrollo o progreso, más de doscientos años se tuvo que esperar para iniciar esta refundación de la nación. Ya podemos olvidar la historia y sólo pensar en el futuro porque habrá un antes y un después de su administración. Por todo lo anterior hay que aplaudir al presidente López Obrador y decirle GRACIAS A USTED, SEÑOR LICENCIADO, por cumplir su palabra de haber sido un buen presidente.
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