Por: Juan Francisco Arroyo Herrera

Polvos de aquellos lodos, pues hete ahí, que en la trifulca, reyerta o desaguisado que se traen en cuarta transformación y Fecal (léase Felipe Calderón), entraron a un episodio de videos, una especie de “quién da más” y resulta que en las redes sociales el Felipín lo mismo ha salido perreando en una discoteca del sureste mexicano, que con una marcada beodez escoltando a Vázquez Mota. Quién arenga a sus fans en una acalorada perorata y no se diga la andanada de improperios que le propinan en las redes sociales al michoacano expresidente.

Cuentease que Carlos Loret de mula (según adjetivación de don Alfredo Jalife) a quién señalan como vocero de los moralmente derrotados, lanzó a las ondas cibernéticas un video en el que el ciudadano Pio López Obrador, congénere de  Andrés Manuel López Obrador, presidente de todos los mexicanos, en palabras de  “Lord molécula”, recibe de David Muñiz, hasta hace unas semanas, señor de protección civil la cantidad de cuatrocientos mil morlacos, destinados allá en el  2015, al movimiento morenista, según se dijo, para el pago de cuanto se lleva un movimiento social,

El peje (pero no lagarto), curtido en la lucha social a punta de carambazo, no se intimidó y aceptó que esa fue la forma en que subsistió el movimiento, que primero fue pálido, luego trigueño, después bronceado y al último moreno; a base de aportaciones, de óvolos que apoquinaron sus millones de simpatizantes, lo que parece ser cierto a juzgar por la obesa votación que tuvo Andrés Manuel en las elecciones a lo derecho, sin trucos, sin abracadabras ni chisteras de ninguna especie.

El hijo desobediente de Felipe, desde el momento mismo en que se alzó con la victoria el orgullo del Macuspana oficiosamente inició un movimiento secundado enjundiosamente por Vicente Fox y otros políticos de menor precio; solo que el de Guanajuato en cuanto sintió que los tiznadazos se ponía a veinte, puso botas de por medio y a la vez de sálvese quien pueda y puso pies en polucrosa, si bien de vez en cuando saca los bigotes para que vean que aquí existe.

Las maledicencias sostienen también que Felipe alimenta monetariamente granjas de bots y algunos internautas, adjudicándole la paternidad putativa de un tal tumba burros de por el rumbo de Tamaulipas, que arremete en contra de todo el que toque a su benefactor, eso dicen y como me la contaron se las cuento. No  soy youtubero, feisbuquero, ni tuitero, pero basta y sobra con ingresar al teléfono para convencerse de la refriega especial.

Ni quiero, ni me corresponde calificar la legitimidad de los argumentos de uno y otro, pero así como en su momento Salinas, Zedillo, Chentin Fecal y Quiquín Peña, defendieron sus proyectos presidenciales, es lo que ahora hace Andrés Manuel y dígase lo que se diga en eso de la cosa pública, todos y nadie tienen la razón, según en la arista que se coloque. La historia, madre de las civilizaciones, dirá a su tiempo quién estuvo en lo cierto; ahora ni usted ni yo estamos en condiciones de sostener qué es lo correcto y qué lo incorrecto por una sencilla razón: ni usted ni yo somos los presidentes y tampoco lo hemos sido, y si hubiéramos sido, pues lo más  aconsejable, lo más prudente y lo más honesto sería empezar a valorar nuestro desempeño.