POR: JUAN FRANCISCO ARROYO HERRERA
Después de varios lustros que la rancia derecha, pasando por Márgara Tatcher la mal llamada “Dama de hierro”, cuyo régimen se distinguió por un acérrimo estatismo, olvidándose de las causas sociales; este cuatro de julio del año que transcurre por fin fue derrotado por el laborismo encabezado por Keir Starmer. Lo mismo ocurrió en Francia, donde se daba por ganada la ultra derechista Marine Le Pen, que fue sobradamente vencida el pasado siete de julio, por la coalición de izquierda Nuevo Frente Popular.
Aquellos triunfos cobran singular importancia a nivel mundial, ya que los países europeos han sido seducidos por la derecha, en cuyos triunfos se han valido o han participado grupos radicales, racistas, homófobos, anarquistas y toda laya de discriminadores con un infinito desprecio al género humano. Expresan sus tendencias y pasiones, utilizando la violencia en su máxima expresión; y, por otro lado, los magnates que quieren continuar con la explotación de los trabajadores, en tanto ellos acrecientan sus fortunas de manera desorbitada.
Desde luego que los triunfos impactan y estimulan a la gente progresista de Latinoamérica, en donde lamentablemente sus pueblos no han logrado deshacerse de quienes los tienen subyugados de siglos atrás. En cuando emerge un líder popular y alcanza la presidencia como son los casos de Chile, Argentina, Perú, Bolivia, son objeto de golpes de Estado orquestados por las agencias criminales de Estados Unidos como son la CIA, la DEA, el FBI y otros entes gubernamentales o paragubernamentales que utilizan mercenarios para sus propósitos.
Y es que no han hecho lo que acaba de pasar en México con Andrés Manuel López Obrador, que desde hace tiempo tenía perfectamente estructuradas y cimentadas las estrategias para llegar a las capas más desprotegidas: Conquistó el ánimo de los migrantes que viven en Estados Unidos, con diarios reconocimientos a su trabajo, a su tesón y al estoicismo demostrado desde el momento mismo en que decidieron abandonar sus lugares de origen, familia, amigos, propiedades, posesiones en busca de un futuro mejor para su descendencia, con un claro incremento de las remesas a nuestro país.
Implementó la “Mañanera”, que se tornó una aula, un foro, una academia en la que diariamente el tabasqueño infundía valor, confianza, valentía y decoro a los escuchas, que en vivo oscilan día a día en no menos de cien mil mexicanos; absorben las clases de historia, de economía, de civismo, sociología y otras áreas del conocimiento que en palabras llanas exponía de una forma sencilla, comprensible y hasta pedagógica, logrando politizar a millones de almas que convencidos, votaron por Claudia Sheinbaum, a sabiendas de que va a continuar los programas encaminados a colocar a México como una potencia a nivel mundial.
Implementó absolutamente todos los programas sociales que había anunciado desde su campaña, está por demás enumerarlos, puesto que son de sobra conocidos, particularmente los apoyos que bimestralmente se entregan a los adultos mayores, estudiantes de diversos niveles y jóvenes que son llamados a enlistarse en esas ocupaciones, en vez de entregarse a las garras de la delincuencia organizada.
Lo que para unos son limosnas, migajas y no obstante las cobran, en el aspecto económico esas pensiones representan un movimiento continuo en la economía nacional que va de abajo hacia arriba, inyectando recursos frescos, oportunos y constantes al comercio, a la industria y a otras actividades del quehacer nacional. Así pues, no es causal que la cuarta transformación haya arrasado en las urnas no solamente por lo que toca al ejecutivo, sino que en el legislativo ha obtenido la mayoría calificada para sacar adelante las reformas que consoliden y multipliquen los derechos de todos los connacionales.