Por: Juan Francisco Arroyo Herrera

El PRD murió de inanición provocada por la voracidad inusitada de los chuchos y su apego al poder. No admitieron ni inyectaron sangre nueva, sana y vigorosa para conservar el rango de partido con cuadros combativos. Jesús Ortega y Jesús Zambrano ahogaron lo que un día fue esperanza y flama para los mexicanos, cuando Cuauhtémoc Cárdenas, con un grupo de simpatizantes, escindió el PRI y centenares de militantes que migraron al nuevo institutico, que ahora yace en una fosa común del cementerio de la ignominia.

Entre tanto, el PRI, PAN y conteos se tornaron en vulgares serpentarios. Han podido más las posturas bravuconas y pendencieras de sus parapetos “Alito” Moreno y Marko Cortés, que con diarreica verborrea enfangan la máxima tribuna del país como es la Cámara de Senadores y Diputados, con una batería  de merolicos como Lily Téllez, Julián “rumiantería”, Ramírez Acuña (que en una de las cesiones cedió su tiempo a Lily “para que interver…”),   Carolina Villano y el séquito que salen a vociferar como pregoneros callejeros, retahílas de improperios, imprecaciones, diatribas color y sabor a hiel,  inmundicia y  bascosidad.

Autollamados la oposición, se constituyeron en una horda de sirvientes de Salinas Pliego y otros empresarios agazapados en las sombras de la cobardía, a quienes hacen coro pseudo periodistas, que son meros folicularios. Con sus brulotes descargan en pasquines su ira, frustración e inusitado desprecio a los sectores desvalidos, desfavorecidos, sujeto y objeto de programas sociales.

Por desgracia, esa actitud es contaminante y ha contagiado a más de un morenista de última hora, que infectan las filas del partido al conspirar en la penumbra, en busca de más privilegios, más luces en el escenario nacional. Sí, entre ellos está Ricardo Monreal, a quien una vez le cuajó hacerse el enojado por no ser agraciado en el PRI con la gubernatura de Zacatecas y, como tenía vientos a favor, buscó la tutela perredista.

En aquel entonces, el PRD se encontraba en la cúspide, en los cuernos de la luna y extendió su manto protector para acoger a Ricardo, que en adelante y como “a la chita callando, hay quien se va aprovechando” tejió radicosas redes para acaparar poder. En vísperas de la sucesión del patriarca morenistas, emprendió una serie de escaramuzas para ser incluido en los presidenciables mencionados por AMLO, que los reducía a Claudia, Marcelo y Adán Augusto.

A la postre, se amplió a cinco con él y Fernández Noroña. Su logro lo envalentonó y desde entonces ha conspirado para sumar más y más presencia. Pero como en toda obra la buenaventura, salió a la luz una de sus muchas transas: la publicación de un bodrio, que presentó como libro con cargo al Senado, a un precio que ni los mejores best sellers han alcanzado y siguieron una larga fila de cruces que más temprano que tarde, habrá de cargar.

Como adenda diré que aquellos que un día entregaron de buena fe lo mejor de su persona no deben sentirse agraviados por expresiones, que, como esta colaboración, aparentemente ofensivas, no es para los auténticos priistas, panistas o perredistas, sino que tiene dedicatoria para los que, desde los municipios, los estados y a nivel nacional, enlodaron y mancillaron sus partidos que un día fueron prometedores. Es más, si analizan el tema, del seno mismo del PRIANRD, surgieron las primeras inconformidades, que ahora son acusaciones a grito abierto.