Por: Gilberto Jiménez Carrillo

 Muchos padres le tienen prohibido a sus hijos ver las noticias, porque lo único que ven son casi siempre malas noticias, pero cuando estos niños sean adolecentes y posteriormente adultos y no pidan permiso para ver las noticias o leer los periódicos, les va a dar tristeza al ver la galería de mala gente que gobernó nuestra Patria. La palabra “honestidad” es mucho más completa y abarca todas las cosas que hacemos. Es deshonesto tanto el que se porta mal con su familia como el que roba o el que se droga, esto, aunque nadie lo sepa. Con la “honradez” viene pegada la palabra “honor”. Ser una persona de honor significa que la gente sabe que tienes palabra, que eres íntegro, entero. Eso está muy lejos de ser solo una apariencia. Ser una persona honrada no se reduce por eso a “no robar”, aunque hoy sea lo que más se ve. Deshonesto es todo aquél que traiciona lo que tiene que ser, aunque nadie lo sepa. El licenciado Andrés Manuel López Obrador intentó y terminó siendo fiel a lo que debía ser. A AMLO le tocaron tiempos como ahora, muy difíciles, cargados de ideologías, incluso él mismo no estaba libre de ellas. Un detalle que siempre encontramos en los que han hecho algo bueno es que conocen y quieren a su gente.

Ya como presidente, viajó mucho recorriendo nuestro país mirando y oyendo. A los demás presidentes siempre les gustó más viajar por el mundo que encontrarse acá con las necesidades reales, verlas y conmoverse. Pero para poder hacer eso, hay que saber vencer las ambiciones personales, el propio orgullo y ser humilde. Siendo presidente, una vez más recorrió el vasto territorio nacional para una vez más volver a estar con sus paisanos. Al saludar a los que lo esperaban en la calle les decía: “Mírenme, estoy más viejo, pero soy el mismo de siempre…”. Quizás eso es lo más grande que se puede decir de él: no lo arruinó el poder. A la mayoría el poder los destruye… a él lo salvó que fue y es un hombre que quería y quiere el bien de su gente. El licenciado López Obrador siempre estuvo arriba de las miserias del poder y, al mismo tiempo fue, es y será, el modelo de líder que nos tiene que inspirar. Es hora de reivindicar a quien se caracterizó por su honestidad e inteligencia, ya que, entre otras cosas, López Obrador será recordado como el hombre que restauró la honestidad y la integridad a la presidencia de México. Recordemos parte del discurso de la Presidenta Claudia Sheinbaum en su toma de protesta, cuando dijo que el Licenciado López Obrador es el dirigente político y luchador social más importante de la historia moderna. El presidente más querido, solo comparable con Lázaro Cárdenas, el que inició y termina su mandato con más amor de su pueblo y para millones, aunque a él no le gusta que se lo digan, el mejor presidente de México. Por fin, después de muchos años, México tuvo un presidente como merecen los mexicanos; por primera vez en muchos años, México en fue gobernado un presidente con valores morales y éticos. Esta es una verdad incontestable, incuestionable. Hasta sus más ácidos rivales, sus más duros críticos, batallan para decir lo contrario. Para las pasadas elecciones presidenciales, en el subconsciente de los mexicanos, existía la convicción de que, si en el 2018 tuvimos la sabiduría de elegir a un presidente honesto y eficiente, ¿por qué no podríamos hacerlo en el futuro? Por esa razón, treinta y cinco millones de seres humanos le dieron su voto a la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, que sin duda alguna le dará continuidad corregida y aumentada al legado de Andrés Manuel López Obrador.  Muchas Felicidades con motivo de su onomástico señor Licenciado López Obrador, Dios le bendiga en abundancia y le cumpla todos sus anhelos y siga siendo ese hombre fuerte y valiente de gran ejemplo. Mi familia y yo le deseamos muchos años más de bienestar, salud y alegría.

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