Por: Margarita Valdez

El próximo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es un hombre del siglo XIX, ya que sus propuestas recuerdan más a las políticas expansionistas de los presidentes James K. Polk y Franklin Pierce, enmarcadas en la Doctrina Monroe. La proposición disparatada, soltada la semana pasada de cambiar el nombre del Golfo de México por Golfo de América, así como la amenaza de deportar de forma masiva a 11 millones de migrantes, exhiben a un político que no actúa acorde al momento de integración regional, en pleno siglo XXI. Lejos de conciliar o establecer una relación armónica con nuestro país y sus otros vecinos, Canadá y Panamá, Trump, quien asumirá el cargo el próximo 20 de enero, fanfarronea y exalta las premisas de la ultraderecha supremacista.

En contraparte, México ha contado con una respuesta enfática por parte de nuestra presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, quien explicó desde cuándo y por qué el Golfo de México lleva ese nombre, así como reiteró la posición de que somos un país soberano que debe ser tratado con el debido respeto por los mandatarios de todas las naciones. A diferencia de la actitud en extremo obsequiosa del primer ministro canadiense Justin Trudeau, cuyo apresurado viaje al club de playa de Mar-a-Lago le costó perder la confianza y el liderazgo de sus conciudadanos.

Debo apuntar que la Secretaría de Relaciones Exteriores, dirigida por el canciller Juan Ramón de la Fuente, ya instrumenta medidas ante la posibilidad de deportaciones masivas a través de la red de consulados y en coordinación con los gobiernos de los estados fronterizos. No omito señalar que esa defensa de los paisanos incluye a los 700 mil duranguenses que son parte de los 11 millones de mexicanos que residen en Estados Unidos. Desde el Senado nos toca acompañar la firme política exterior del gobierno de México, defender nuestra soberanía nacional y pronunciarnos como ya lo hemos hecho desde la Comisión Permanente ante las amenazas del futuro presidente de Estados Unidos, quien regresa al poder con ilusiones expansionistas y anhelos imperialistas de tiempos pasados.

PD. Toda nuestra solidaridad con el pueblo de Los Ángeles, California ante la delicada situación que enfrentan debido a los graves incendios.