Por: Gilberto Jiménez Carrillo

Tengo una amiga que no le gusta que le hagan preguntas hipotéticas, de esas que tienen que ver con que hubieras hecho si, qué pasaría en caso de, si te sacaras la lotería en qué te gastarías el dinero, en caso de estar junto al papa qué le preguntarías, y así podemos seguir con varios ejemplos. Después de ser testigos de la histórica, mesurada, emotiva, auténtica e inolvidable ceremonia de cambio de poderes, donde la ahora presidenta de todos los mexicanos Claudia Sheinbaum se coloca la banda presidencial, se me vino a la mente un escenario que solo es producto de la imaginación y que afortunadamente no ocurrió. Qué pasaría si Xóchitl Gálvez hubiera ganado la elección presidencial.

Seguramente el día primero de octubre portaría el vestido de tehuana que hizo famoso Estelita Ruiz en los viejos billetes de diez pesos, desde luego que antes de que le colocaran la banda presidencial se sacaría el chicle para dárselo a una de las cadetes del colegio militar para que se lo guardara. En su discurso de toma de posesión se hubiera comprometido a no incluir en su gabinete a los huevones, los rateros y a los pendejos. Lo más seguro que Humberto Roque Villanueva estaría junto a ella para una vez colocada la banda presidencial, este señor se aventaría la famosa roque señal. Cuando recibiera en el salón presidencial a los representantes de otros países y a los nuevos embajadores que le presentaran sus cartas credenciales, la señora Gálvez corría el enorme riesgo de ser confundida con la servidumbre, eso por un lado, porque en qué idioma se iba a dirigir a los dirigentes de países que no hablan español. Conociéndola como es de simplona y bobalicona, el director de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte sin duda sería el aguador del Cruz Azul. Me la imagino saludando a la bandera y como comandante suprema de las fuerzas armadas dirigiéndose al Ejército mexicano, con las fachas y apariencia de su persona, no pasarían ni tres meses cuando ya le estarían dando golpe de estado. Por recomendación de Felipe Calderón, le hubiera pedido al gobierno americano le perdonara todos sus delitos a Genaro García Luna para nombrarlo secretario de Seguridad Pública. Imaginemos a Lela Téllez como secretaria de Relaciones Exteriores codeándose con cancilleres, emperadores, reyes, primeros ministros.  Cuando sus pares le hicieran preguntas sobre cultura e historia de México, con que batea de babas iba a salir esta señora que para lo único que sirve es para decir burradas. Alejandro Moreno sería el encargado de devolver al pueblo lo robado para lógicamente robárselo él, y a Marko Cortés le conferirán la enorme responsabilidad de encargarse del canal 11 para remasterizar el sketch de los hermanos lelos, donde este individuo que vende y notarias, sería uno de los dos actores principales. Lo más seguro es que a su hermana la secuestradora, los magistrados le hubieran concedido la libertad por falta de pruebas. Aprovechando que no se quita las botas ni para dormir y casi siempre las trae llenas de estiércol, Vicente Fox ocuparía la Secretaría de Agricultura. El hijo de Xóchitl Gálvez estaría al frente de la oficina de jóvenes prepotentes encargados de hacer desfiguros. Lo más probable es que nunca la iban a invitar a dar una conferencia en la sede de las Naciones Unidas ni a jugar golf con el rey Carlos de Inglaterra, y en el remoto caso de asistir a una cumbre de países sudamericanos, los presidentes Lula, Petro y Boric no tendrían tema de conversación con ella y la charla sería sobre las canciones de Juan Gabriel, Vicente Fernández y las películas de Pedro Infante y de Cantinflas. Estarían de regreso los chayoteros oficiales comandados por López Dóriga, Ciro Gómez, Loret de Mola y el payaso del payaso Brozo. Se le ocurriría por decreto hacer deportes oficiales el balero, el trompo, las canicas y el chinchilagua. Se la pasaría de vacaciones permanentes viajando por el mundo promocionando el mole poblano, la carne seca y desde luego su marca de gelatinas, solo que a diferencia de López Mateos que preguntaba si tocaban viajes o viejas, Xóchilt Gálvez peguntaría si tocaba viajes o andarla pendejeando. Ya me la imagino disfrazada de dinosaurio dando un grito de Independencia para después tener una pillamada con los miembros del gabinete e invitados especiales.  Tantas cosas que hubieran pasado, pero afortunadamente eso no sucedió y como dice mi amiga, qué caso tiene hacer preguntas hipotéticas sobre la señora Xóchitl Gálvez, que, desde su aparición en la elección presidencial, demostró sus carencias, limitaciones y ocurrencias…de la que nos salvamos.

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