Por: Gilberto Jiménez Carrillo

El general Felipe Ángeles y su esposa, Clara Krause, se enviaron cartas de amor y despedida poco antes de morir, él fusilado y ella lejos de México, ambos en 1919. Ninguno alcanzó a leer el texto del otro. El pasado 24 de abril, la diputada Yolis Jiménez Ramírez, integrante del Grupo Parlamentario de Morena, suscribió un Punto de Acuerdo para que la Secretaría de Relaciones Exteriores, (SER) y la Secretaría de Gobernación, (Segob) realizaran lo conducente a fin de poder repatriar desde Nueva York, Estados Unidos, los restos de Clara Krause, esposa del general Felipe Ángeles. Cuarenta días después de la iniciativa y por instrucciones del Presidente Andrés Manuel López Obrador, las cenizas de Clara Krause, la esposa de Felipe Ángeles, uno de los héroes populares de la Revolución Mexicana, emprendieron su camino hacia México para reunirse con su amado, 105 años después del fallecimiento de ambos. Fue en la icónica catedral católica de San Patrick de Nueva York en donde se acogió el jueves 27 de junio a varios descendientes de la mexicana y representantes del Consulado de su país en una ceremonia en la que se recordó el legado de Krause, una figura desconocida para muchos, pero que tuvo una enorme influencia en el militar. Con las cenizas de Krause en la mano, el sacerdote Alejandro Sánchez, también de origen mexicano, entró a la imponente iglesia, seguido del cónsul Jorge Islas, y los familiares de la difunta, mientras entre las paredes de la enorme capilla resonaba una emotiva ópera cantada en directo. La ceremonia concluyó con una procesión liderada por el cónsul, quien portaba las cenizas, seguida por el Padre y los familiares de Krause, mientras unos mariachis entonaban la conmovedora canción “México lindo y querido”, honrando el legado de la viuda de Ángeles y celebrando su repatriación ante la mirada de los turistas. Clara Krause falleció en la ciudad de Nueva York en 1919, doce días después de la ejecución de su esposo en Chihuahua. Su muerte, marcada por la tristeza y la angustia de no tener noticias de Felipe Ángeles, se debió a una crisis nerviosa y un paro respiratorio repentino. Sus restos fueron depositados en una fosa de un cementerio católico en Nueva York con la intención de ser repatriados cuando las circunstancias lo permitieran. Clara Krause murió de tristeza y angustia por la falta de noticias de su esposo, sin saber que había sido detenido, enjuiciado y fusilado en Chihuahua por el ejército Carrancista. A petición de María Eugenia, nieta de Clara Krause, y por instrucción del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, en colaboración con la Cancillería, el Consulado General de México en Nueva York inició las gestiones necesarias para la exhumación y repatriación de los restos. Este proceso incluyó la búsqueda del cementerio, la localización de todos los descendientes de la familia Ángeles Krause, la elaboración de un árbol genealógico, y la formalización de los poderes notariales y gestiones administrativas correspondientes. Las cenizas de Clara Krause fueron trasladadas a México, donde finalmente descansarán junto a las de su esposo, el General Felipe Ángeles, en un reencuentro largamente esperado. Ángeles era maderista y con Madero hizo una amistad muy grande. Él vivía en una casita que está al lado del Castillo de Chapultepec y todos los días cabalgaban juntos. Luego él lo hizo director del Colegio Militar. Estuvieron muy cerca, intercambiaban muchos pensamientos y tenían mucha afinidad, sobre todo en su manera de pensar la democracia. Felipe Ángeles y Clara Krause se casaron en 1896 en la iglesia de la Santa Veracruz, en la calle Hidalgo del Centro Histórico. Tenían casi la misma edad. Tuvieron cuatro descendientes: el mayor Alberto, los cuates Felipe y Julio, e Isabel, la única mujer. La señora Clara Krause Sánchez nació en 1876 en San Francisco, California, y falleció el 8 de diciembre de 1919 en New York a la edad de 43 años.
La repatriación de los restos de la señora acto no solo honra la memoria de Clara Krause y Felipe Ángeles, sino que también refrenda el compromiso del gobierno de México de preservar y honrar la memoria de nuestros héroes.

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