Repensando la educación en negocios, finanzas y emprendimiento
21/07/2024 - Hace 3 meses en Durango EstadoRepensando la educación en negocios, finanzas y emprendimiento
Por: Rosa Martha Ortega
“¡El dinero es el diablo!”, “¡El dinero es sucio!”, “¡No toques el dinero!”, “Recibe el dinero con la mano izquierda (o derecha) para que fluya y paga con la mano contraria”, “No pongas tu bolsa en el piso, porque se te sala el dinero”.
Estoy segura que más de una vez has escuchado estas frases o incluso las has dicho, y que varias de ellas las tomas como verdaderas. Lo cierto es que a todos nos importa, en mayor o menor medida.
Pero ¿cuántas veces has hecho un presupuesto con tu familia o con tu pareja? ¿Qué pensarías si una joven le pregunta a su novio cuál es su sueldo o viceversa? O en cuantas ocasiones has encontrado dificultades para explicarles a tus hijos por qué determinada compra no se puede hacer o terminas diciéndoles simplemente que “en la quincena vemos”.
A las personas nos importa el dinero, pero no solemos tomarlo con disciplina y en nuestra cultura incluso es considerado de mal gusto hablar de ello. ¡Vamos! Hablar de dinero entre parejas o en la familia es tan raro como hablar de sexo, aun en nuestros días.
Las creencias sobre el dinero prevalecen porque hemos crecido en una cultura de pobreza. Y tal vez solo habría que comparar la historia de nuestro pueblo y del resto de Latinoamérica y compararlo con la historia de nuestros vecinos. No estoy diciendo que ellos tengan una mejor cultura financiera. Es simplemente que a los latinos todavía nos cuesta reconciliar la idea de que las personas buenas también pueden tener riqueza. Incluso, hay quienes se sienten excluidas si son la oveja financiera de la familia, o al revés, si no tienen la misma capacidad de generar riqueza que el resto del clan.
Para tener una salud financiera habrá que revisar nuestras creencias respecto al dinero y a la riqueza. Llegar al fin de quincena a duras penas y jurarnos a nosotros mismos que cuando nos vuelvan a pagar es justo lo primero que olvidamos cuando llega el dinero: perdemos la memoria y nos comportamos como si no hubiera un mañana para volver a vivir el mismo patrón una y otra vez.
¿Qué hacemos entonces? Comenzar con lo básico: una lista muy clara de lo que recibo y otra de lo que debo gastar. Esta simple relación aritmética ya te dirá tu panorama. Y no esperes a la quincena para hacerla. Hazla hoy mismo. Sé muy realista. Anota todo exactamente. Divídelo en días. Y la siguiente vez que vayas a la tienda de conveniencia recuerda tu lista.
Tristemente, eso solo no ayudará a sanar tus finanzas porque la parte más complicada radica en tus creencias. Y hay que hacer conciencia de ellas para poder trabajarlas. Haz una lista de todo aquello que crees sobre el dinero. Por ejemplo: ¿Hay que trabajar mucho para generarlo? ¿Crees que aspirar a tener dinero de sobra es bueno o malo? ¿A la gente que se preocupa por el dinero le falta fe? ¿El dinero va y viene y es para usarse? Si te sirve y puedes ir más allá, revisa la historia financiera de tu familia. Ese sería un gran ejercicio. Verás que la inteligencia financiera no necesariamente está relacionada con títulos profesionales. Y la buena noticia es que, como el resto de las inteligencias, esta, se puede desarrollar.
Soy Rosa Martha Ortega y me gusta hablar de Finanzas, Negocios y Emprendimiento.