Por: Alberto Palacios Z.

Justo se están terminando las glosas de las diferentes dependencias del gobierno estatal y de los organismos autónomos, cuando una noticia cimbró a la clase política y mediática: la detención de Rubén Calderón Luján, ex titular de la Secretaría de Educación del Estado de Durango, por parte de la Fiscalía Especializada contra la Corrupción, un paso importante para la búsqueda de justicia de los duranguenses contra aquellos que nos robaron a manos llenas el sexenio pasado.

Innumerables veces he señalado y enlistado la serie de irregularidades, disfrazadas de omisiones, que se realizaron en el gobierno de José Rosas Aispuro Torres, ya que todos vimos aunque muchos callaron, la simulación de administrar los recursos públicos para favorecer a unos cuántos que llegaron con hambre vieja a los diferentes cargos, pero siempre, la cabeza sabe lo que hacen las extremidades, si saben a lo que me refiero.

Calderón Luján, quien antes de asumir la SEED, fue Rector de la UJED en uno de sus periodos más cuestionados, carga con una serie de irregularidades que afectaron gravemente las finanzas del estado, pero con todo y las implicaciones millonarias, es sólo una parte de todo lo señalado en el aispuriato.

Comencemos con el hecho de que el exsecretario instruyó o permitió que se dejaran de pagar los seguros de vida de los trabajadores y los bonos de marcha, dejando en el desamparo total y hasta endeudadas a las familias de los funcionarios de la SEED que fallecieron durante su gestión, un tema jurídica y moralmente muy grave y que mantiene sus consecuencias hoy en día en todos los afectados.

En un daño igual de grave, pero tal vez más cuantioso, acordó perder más de 10 mil laudos, aparentemente a cambio de un porcentaje del pago de compensación que tendría que dar la SEED a los demandantes, causando una deuda de más de 2 mil millones de pesos al estado, en laudos que pudieron ser ganados o con menor daño patrimonial al erario público.

Además, Rubén Calderón solapó y hasta contribuyó a aquella forma de desfalco que todos conocemos, engrosar la nómina de la Secretaría de Educación con familiares, amigos y recomendados, de los cuales, muchos no cumplen con el perfil y/o nunca se presentaron a trabajar, es decir, eran “aviadores”, de los cuáles, muchos se presentaron por primera vez a su lugar de trabajo cuando supieron que el gobierno actual empezó a investigar esas plazas, pero muchos otros, ni siquiera eso, por lo que la administración de Esteban Villegas ya les retuvo los pagos e inició los señalamientos legales pertinentes.

Otra forma muy conocida de desfalcar una institución para sacarle todo el recurso posible es favorecer a prestadores de servicios con contratos millonarios, con un porcentaje asegurado, o hacer su propia empresa para autocontratarse, y en esa modalidad, a Calderón Luján ya se le acredita el gasto de 1 millón 390 mil pesos para un despacho que no prestó ningún servicio de los contratados, un gasto incluso innecesario, porque la SEED tiene su propio departamento jurídico, por lo que no dudamos que el exsecretario y su jefe en ese entonces, hayan sacado su parte de ahí.

Todo ese dinero que se embolsaron familias enteras sin trabaja, en esos laudos perdidos a propósito, en esos gastos onerosos e innecesarios, no permiten haya mayor solvencia económica en el gobierno estatal para obra y programas sociales, además de que volvió millonarios a unos cuantos, abusando de su posición, tema que no es nuevo, pero que es necesario que pare, entonces, por ello es que la detención de alguien que le hizo tanto daño a la educación, a las familias del magisterio y a todos los que vivimos en Durango, como lo hizo Rubén Calderón, es una señal positiva y tal vez un paso más para detener y castigar a los cabecillas de ese sexenio tan deshonroso.

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