Por: Alberto Palacios Z.

El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, se ha vuelto una fecha icónica en la sociedad latinoamericana, pero más aún en México, debido a que ahora es más señalada, más denunciada, más evidente la violencia que sufren mujeres y niñas, debido a que ya no se silencia tan fácilmente y al flujo de información variada, no solo de fuentes oficiales, a la que todos tenemos acceso, tanto para enterarnos como para difundirla.

El 8M se hizo necesario para denunciar los casos que las autoridades callaban, aquellos que no llegaban a juicio por corrupción, tráfico de influencias o intimidación para que no se procediera; fue necesario el levantamiento de la sociedad para empezar a presionar a los políticos a generar leyes de protección a las víctimas, que forzaran a las instituciones a actuar, incluso, para crear instituciones especializadas que dieran paso a todo esto.

El Día de la Mujer ha servido para hacer ver todo aquello que nos negábamos a ver como sociedad, para dar valor a aquellas niñas, jovencitas y mujeres para alzar la voz y exigir justicia, pero también para empezar a sanar; como padre, hijo, hermano, primo, sobrino, quiero un México y un Durango seguro para mi niña, mis seres queridos, para todas y todos, porque es evidente que las leyes no son suficientes para frenar a las personas violentas, a los delincuentes, a los locos, pero también debe quedar claro, que no todos los somos.

Y esa es parte de la otra cara de la moneda: hay que cuidar, respetar y proteger a las mujeres de los violentos, pero tampoco hay que comprar la idea de que todos los hombres somos violentos y agresores en potencia, porque me gusta pensar que somos más los buenos, además de que este movimiento en favor de los derechos, la justicia y la protección de todas, ha servido de excusa para que algunas, un ala radical, causen daños indiscriminadamente y saquen la violencia que cargan con ellas, según han denunciado otras tantas mujeres en México, España, Chile y Argentina, que consideran que estos grupos y sus ideas radicales, manchan el movimiento por posturas revanchistas que no buscan equilibrio y equidad, sino venganza de alguna vivencia personal.

Basta con ver en las redes sociales y páginas de videos para encontrar como una tendencia creciente el rechazo a esos grupos, mujeres manifestándose contra mujeres vengativas, madres que temen porque sus hijas no sean violentadas pero que sus hijos tampoco sean víctimas de denuncias falsas; mujeres policías atacadas por manifestantes por no coincidir en pensamiento; empresarias que ven destruido su patrimonio ante estas marchas, afectando su forma de vida; trabajadoras teniendo que limpiar las calles, recoger los vidrios y despintar las pintas.

Todos somos una sociedad y nos necesitamos todos, por lo que claro que hay que cuidarlas, pero es mejor entre todos y no todas contra todos.

HABLANDO DE ELECCIONES

En otro tema, muy aparte, no hubo sorpresa pero sí sorprendidos de que el CEN del PAN avaló la alianza con el PRI para las elecciones en Durango, pese a la postura que asumía su líder nacional, Jorge Romero, parecía oponerse.

Obviamente, el actual Alcalde del Municipio de Durango, Toño Ochoa, es la primera opción para abanderar la alianza y buscar la reelección, ya que las encuestas de Rubrum para la primera semana de marzo ( https://www.instagram.com/p/DG31PVBPwBW/?igsh=MTN1ZDVhZjRzb2NvNw== ) levantada entre 600 personas, le dan una marcada ventaja frente al segundo lugar, lo que refleja el trabajo en obras y acciones sociales que ha generado en su administración, lo que no vimos en trienios anteriores desde el 2013.

¿Podrá mantener esa ventaja hasta el día de la elección?

FB: Una Segunda Opinión de Todo