Finalmente ocurrió lo que muchos, por no decir que todos, auguraban, la reacción adversa de Marcelo Ebrard al proceso interno de Morena para elegir candidata o candidato presidencial, descalificado desde el inicio por el excanciller y todos a su alrededor.

Ebrard Casaubón y su equipo trataron a Claudia Sheinbaum y a todos sus simpatizantes, así como a los funcionarios del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, como enemigos, cerrando las posibilidades a «o gano yo, o es imposición», con el discurso de todo aquel que participa y sabe que va a perder, al que se le suma la frase de «hay que respetar la decisión de los ciudadanos (que me apoyan a mí)».

Ante las descalificaciones de Marcelo a todo el proceso y la exigencia de que se repitiera todo, se dieron confrontaciones en el World Tarde Center de la Ciudad de México, donde finalmente no dejaron pasar a la gente del aspirante, aparentemente sin justificación, por lo que este emitió un mensaje en sus redes sociales donde llamó «cobardes» a Mario Delgado Carrillo y Alfonso Durazo, además de criticar que Morena se parece cada vez más al PRI, dando más pasos lejos del partido de AMLO.

En entrevistas a diferentes medios de comunicación, Ebrard aseguró que ya no acompañarían el proceso en la 4T porque los sacaron; además, palabras más, palabras menos, dijo que no se sometería a Claudia Sheinbaum, cerrando cualquier posibilidad de conciliación, y por si fuera poco, dijo que, aunque no lo había pensado como opción, valoraría migrar a otro partido político para contender por la Presidencia.

Además, el excanciller amenazó con que renunciarán 54 diplomáticos, entre embajadores y cónsules, asignados por él bajo la investidura que le confió el presidente, así como 63 diputados federales y nueve senadores que se separarían de sus respectivas bancadas de la 4T, con lo que causaría una fractura en Morena.

«Estoy definitivamente fuera», dijo, sepultando sus oportunidades alternas, como el Senado de la República por seis años, un alto cargo, cualquier cosa que no fuera separarse del partido fundado por y para López Obrador, por lo que era una locura, sabiendo que el apoyo era para Claudia, que la dirigencia nacional de Morena, los legisladores federales, funcionarios y gobernadores guindas avalaban la decisión, porque ir contra ella es ir contra el presidente, es ir contra el que lo puso de jefe de Gobierno y canciller, el que cuenta con la aprobación de la mayoría de la gente de a pie, gente que, sin duda, votará por Sheinbaum.

Ahora falta ver a dónde corre Marcelo, cuántos corren con él y si la fractura en Morena alcanza para que no gane Claudia o si Ebrard divide el voto opositor y debilita a Xóchitl, ya lo veremos.

Por: Alberto Palacios Z.