Por: María de Lourdes López Salas

Las universidades públicas son parte esencial de la conciencia crítica del país. En consecuencia, tienen que ser paradigma de transparencia: Jorge Carpizo McGregor, investigador, 2009

En los próximos días, la comisión electoral de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED) dará a conocer la convocatoria para la elección del rector de la Máxima Casa de Estudios que suplirá a Rubén Solís Ríos.

Desde hace poco más de dos décadas, cuando como reportera de diversos medios de comunicación me tocó cubrir la fuente de la Universidad, había una constante pregunta en mi mente: ¿cuándo el rector y los directores transparentarán los recursos económicos propios que reciben por el pago de los servicios que brindan?

Hace 22 años, en México, se hizo efectivo del derecho de acceso a la información y por consecuencia el uso de la transparencia, sin embargo, se supondría luego de esas dos décadas debería estar arraigado ese derecho y la transparencia en las instituciones educativas públicas.

No es novedad que haya señalamientos en torno a las autoridades universitarias (rector y directores) por la falta de rendición de cuentas de los dineros propios que recibe la UJED, que no es lo mismo de los dineros que le son asignados vía presupuesto federal y local donde sí deben presentar los informes financieros de esos dineros.

Lo que ha venido sucediendo a lo largo de la historia de la Universidad Juárez es que en las escuelas y facultades los directores se convierten en pequeños “virreyes” porque el dinero que recaudan por los servicios que ofrecen no es auditado y tampoco se rinden cuentas de su uso y destino.

En los informes de los directores de las unidades académicas de manera específica lo que se presentan son porcentajes de sus ingresos, pero en realidad muy pocos rinden cuentas de los ingresos y egresos correspondientes a los recursos propios que reciben por el cobro de cuotas internas, cobro de cuotas a los alumnos que realizan un semestre cero, cuotas por copias de certificados, constancias, cursos, especialidades, entre otros conceptos.

Derivado de que existe opacidad y falta de rendición de cuentas en el ejercicio de los recursos propios de las escuelas y facultades de la UJED, por lo que hay una gran área de oportunidad para presentar no solo un proyecto innovador para modificar esta situación, sino para que se convierta en una política pública que fortalecerá y transparentará el uso de los dineros públicos.

El tema no es que cobren por los servicios prestados, sino que no haya una verdadera rendición de cuentas de lo que se hace con esos dineros, por lo tanto, eso es lo cuestionable.

En ese sentido, el proceso de rendición de cuentas en las universidades sobre todo de los ingresos propios se encuentra inacabado.

Frente a los retos y exigencias de la sociedad, las entidades públicas ya no deberían actuar en el marco de la opacidad y la falta de transparencia, sino por el contrario hoy es indispensable una verdadera rendición de cuentas, ya que hay muchas dudas sobre el uso de esos dineros cuando la Universidad Juárez cada año tiene serios problemas económicos para enfrentar el funcionamiento y para el pago de las prestaciones.

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