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Un día en la Historia de Durango… se construyó la Hacienda San Mateo de la Zarca

23/05/2021 - Hace 3 años en Durango

Un día en la Historia de Durango… se construyó la Hacienda San Mateo de la Zarca

Cultura | 23/05/2021 - Hace 3 años
Un día en la Historia de Durango… se construyó la Hacienda San Mateo de la Zarca

Por: Pedro Núñez López

HACIENDA DE LAS LLANURAS DEL NORTE, SAN MATEO DE LA ZARCA

Una de las mercedes que dio origen a la Zarca fue hecha en 1586 por el teniente Alonso Díaz a Juan Pérez de Vargas, residente en las minas del Casco, que consistía en sitio de ganado mayor «por bajo de donde dicen Agua Zarca hacia la parte del norte en un arroyo seco». Otra merced fue la que Rodrigo del Río de la Lossa hizo al capitán Bartolomé Fernández «por abajo de donde se juntan el arroyo de La Zarca y el de Santo Domingo», en 1592.

Por mandamiento de Gaspar de Alvear, gobernador de la Nueva Vizcaya, se dio comisión a Mateo de Barraza para que, en 1618, se diera posesión a Cristóbal de Ontiveros, propietario de Ramos, de los sitios de Santo Domingo, Cerro Gordo y La Zarca, situados en el entonces llamado Valle de la Magdalena que adquirió en dos terceras partes en compañía de su hermano Juan.

Cristóbal de Ontiveros legó sus tierras a su hijo, el capitán del mismo nombre. Cuando él fue propietario de las tierras, sobrevinieron los levantamientos de los salineros y tobosos que hicieron que por más de ochenta años estas tierras quedaran despobladas.

Los dueños nominales de las tierras eran el bachiller Juan de Azuaga y Levario y sus hermanas, herederos de los hermanos Cristóbal y Juan de Ontiveros en sus porcentajes correspondientes.

En 1707, los sitios despoblados de Cieneguilla, Chivato, Carrizal, del Atole. San Francisco, Cazanga, Zarca, Magdalena, Quemada y Guitarrilla, comprendidos entre el río Nazas, presidio de Cerro Gordo, sierra de Ramos y ojo caliente de Santo Domingo, fueron denunciados por Juan Andrés de Alday, teniente de gobernador, capitán general del presidio de Cuencamé, alcalde mayor y capitán general vitalicio del presidio de Pasaje, descubridor del Nuevo México y capitán del presidio de San Pedro del Gallo.

Sin autorización alguna Alday pobló con caballada y gente armada estas tierras lo que provocó la denuncia de sus propietarios, por lo que Alday tuvo que pagar 1,000 pesos a los Levario y 500 pesos a los Sáenz de Ontiveros, quedando como dueño de las tierras el 28 de julio de 1710. A la muerte del capitán Alday quedaron como herederos sus hijos Andrés y Romualdo, quienes en 1716 vendieron la Zarca a Juan de Veitia’8′

Toribio Menéndez, propietario del Canutillo, compró a los hermanos Azuagay Levario los derechos que ellos alegaban tener sobre La Zarca, lo que dio origen a un litigio entre Menéndez y Sebastián Núñez de Carvajal, propietario de Cerro Gordo, contra Veitia. Esto hizo que el 11 de diciembre de 1733 Juan de Veitia probara ser el legítimo dueño de San Mateo de La Zarca, El Casco y Nuestra Señora de Guadalupe de la Naycha. Durante ese litigio Veitia compuso con la Corona, 153 sitios de ganado mayor.

En 1776 estas haciendas aparecen como propiedad del vasco Juan José de Juangorena Miguelena y Ugarte. vecino de la ciudad de México, y, en 1794, eran de María del Rayo, Juangorena y Miguel Erra.

Posteriormente, fueron propiedad de José García de Noriega y sus herederos. En 1815, Lorenzo García de Noriega las vendió a Femando Díaz de la Campa, quien recurrió a un crédito hipotecario sobre las fincas para efectuar la compra. A su muerte quedó al frente de las haciendas su viuda Josefa Sáenz Pardo, pero, al no pagarse las hipotecas que sobre éstas pesaban, se integró un concurso de acreedores de Fernando Díaz de la Campa encabezado por los padres camilos de la ciudad de México, quienes también eran dueños de una parte del concurso de Velasco y Restán.

En 1851, Felipe de Jesús Flores Alcalde compró a los camilos el crédito de Díaz de la Campa, y lo saneó con lo que adquirió el dominio sobre las tierras. Años después, a la muerte de Flores en 1874, La Zarca fue adjudicada a su hijo Felipe quien, tres años después, la vendió a Luciano Veyán Lapelouse y a su esposa Juana Natera.

Veyán adquirió, en 1897, la hacienda de San Juan Bautista de Cerro Gordo y hacia 1890, la de San Antonio del Paso del Pinole. En 1905 formó la sociedad Luciano Veyán Sucesores para la explotación en conjunto por parte de sus hijos de estas tierras. Asimismo, adjudicó a sus hijos Luciano, Rodolfo y María Luisa las haciendas de San Juan Bautista, La Zarca y El Pinole, respectivamente.

Fuente de información: Libro Haciendas de Durango, Dr. Miguel Vallebueno G. pág. 117-118

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