Un día en la historia de Durango…
Por: Pedro Núñez López
El Parían se encuentra documentado que la importancia que la ciudad había adquirido durante el siglo XVIII requería que se atendiese con todo empeño a su debida organización, y así encontramos que, como las ventas de legumbres, carnes y otros artículos se hacían ocurriendo los vendedores con sus mercancías de puerta en puerta, costumbre que daba lugar a muchos hurtos que se efectuaban a pretexto de ofrecer los vendedores sus mercancías, se decidió establecer en Durango el primer mercado el 30 de abril de 1794, sujetándolo al reglamento análogo al que, para el mercado de México, había formado el Virrey Conde de Revillagigedo.
Este mercado, se estableció en el famoso solar del Rey que varias veces hemos citado, y que se encontraba al sur de la plaza principal, pero seguramente no se tomó para el mercado todo el solar, sino tal vez la parte que ocupaba la gran huerta que había en el mismo, pues no alcanzó el mercado al lugar que habían ocupado las casas de los gobernadores y que después se encontraban bastante en ruinas, pues que seguramente esa parte se dejó para nuevas construcciones que dieran frente a la plaza, dejando una calle abierta entre ese lote y el mercado, y para decir esto que el edificio de ese viejo mercado subsistió hasta nuestros tiempos, sin que haya datos de que antes de hubiese levantado otro, y estaba delimitado, por una parte, por ese callejón que debe haberse abierto entonces.
Después de tantos años que el municipio decidido vender las propiedades de lo que fue el Parían que se ubicaba entre las calles de la manzana que comprende en la actualidad Cinco de Febrero, Constitución, Pino Suarez y Juárez y que en el interior de esta manzana existieron cuatro callejones con entrada y salida a cada una de las calles mencionadas anteriormente y por supuesto en ese tiempo con otro nombre cada una de ellas y del cual aún se conservan dos de ellos y que uno de estos absorbió al otro en el nombre, es conocido como el callejón de las Mariposas comprendido en el pasado por el callejón del paraíso que ambos corrían de oriente a poniente dentro del mercado que en su tiempo era conocido como el parían.
Los otros dos callejones que corrían de sur a norte se les conocía como el callejón de los zapateros al sur y el de la unión al norte de la manzana en cuestión, se menciona que fue uno de los primeros mercados de la ciudad y data su fundación allá por 1794 hasta su posterior cierre del mismo debido a la creación del nuevo mercado conocido como Mercado Francisco Gómez Palacio en honor a quien fue el gran impulsor de su creación y quien llego a ser hasta gobernador del estado entre de los muchos cargos que ocupo durante toda su vida.
El día de hoy gracias a la intervención de Yander, Alberto Martínez y el suscrito, tuvimos la fortuna de poder observar los restos de lo que fue el parían, nuestro amigo Emmanuel nos dio acceso a su casa ubicada por la calle de Pino Suarez y pudimos disfrutar de la arquería que aún se conserva dentro de su propiedad y pudimos constatar que los arcos de la entrada del callejón de los zapateros aun persiste de forma parcial, fue maravilloso el recorrido como volver al pasado e imaginar cómo era ese mercado y su funcionamiento.
También se pudo observar en parte la arquería que formaba parte de la zona sur del parían destacando varios arcos de medio punto estilo romano y que con el paso del tiempo poco a poco se fue remodelando adaptándose a las condiciones y necesidades de los dueños de la propiedad.
Cabe señalar que dentro de lo que se logró observar y que se encuentra al intemperie esta la parte del callejón de los zapateros y varios arcos más que eran parte de las estructuras y que nos abre la imaginación de cómo estaba formado dicho mercado, infortunadamente no se nos permitió tomar fotos a solicitud del dueño de la propiedad por lo que en el plano que presentamos y que fue elaborado a mediados del siglo XIX en la parte sur de la citada manzana podemos determinar las arcadas que aun persisten dentro de la propiedad.
FUENTE: Rouaix, Decorme y Saravia. En Durango a Cordel y Regla. Enrique Mijares.
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