Por: Francisco Márquez Razo
Quien ha visto la Esperanza, no la olvida. La busca bajo todos los cielos y entre todos los hombres. Y sueña que un día va a encontrarla de nuevo, no sabe dónde, acaso entre los suyos. En cada hombre late la posibilidad de ser o, más exactamente, de volver a ser, otro hombre.
Octavio Paz.
Pandora
Encontré a Pandora llorando.
Su caja está en subasta,
la esperanza,
cautiva del mundo
que desprecia la vida.
De gobiernos qué juegan a la suerte,
mercaderes de odio y miedo,
anémicos y bulímicos
de lo humano
condenan todo a muerte.
El aire,
está envenenado,
agua contaminada,
alimentos rociados con pesticida,
o, con agua negra regados.
Campos mueren de olvido,
campesinos han emigrado,
corren tras el sueño gabacho
descubren qué hasta el sueño
con su dignidad, les han robado.
Adultos, niños, jóvenes, perdidos
por venta de droga y alcohol,
sociedad perversa e incongruente;
comunidades de pobre gente
sin alimento ni agua, mueren de hambre,
en limpias y turísticas ciudades
opulentos enfermos y obesos,
muriendo de colesterol.
Todo lo hemos cambiado,
sol intenta advertirnos,
clima pretende decirnos,
el hombre sigue despiadado
arrasando vida en su paso.
¿Quién comprende esté trágico surrealismo?
destruir naturaleza y llamarlo progreso,
graffitear una pared,
nombrarlo vandalismo.
Encontré a Pandora llorando,
camino del desierto le dije: ¡Espera,
me es necesario acompañarte
y llorar contigo!