Por: Pedro Nuñez

A fines del siglo XIX el edificio conocido como El Baluarte por el comercio del mismo nombre, manejado por el español Simón Ugarte, situado en la esquina de las entonces calles Mayor y Constitución, era propiedad de Juan Nepomuceno Flores y Quíjar. Éste vendió en 1898 la casa del Baluarte a los hermanos Raymundo y Florencio Monasterio en 30 mil pesos. Los hermanos la vendieron en 1901 a Francisco Asúnsolo, gerente del Banco de Durango, en 70 mil pesos. El banco vendió cuatro años más tarde en 30 mil pesos la parte posterior del terreno a Luciano Veyán Lapelouse, propietario de las haciendas La Zarca y San Juan Bautista de Cerro Gordo, para que construyera ahí su residencia.

Para el proyecto del edificio del Banco de Durango se abrió una convocatoria. El diseño triunfante fue el de M.B. Depew y Cía. Tomás García, contemporáneo de Benigno Montoya, nació en Durango el seis de agosto de 1867. En 1902 presupuestó el edificio del Banco de Durango, que ascendería por concepto de materiales y mano de obra, a 52 mil 206 pesos, sin incluir el de la cantería completa, por cinco mil 600 pesos, por lo que es de suponer que fuera levantado por García.

Se construyó entonces el Banco de Durango, que correspondía a la serie de edificios triunfalistas de este género que se levantaron en todo el país y en los que se cuidó que fueran el prototipo de las ideas de solidez, confianza, progreso y estabilidad económica del porfiriato.

El Banco de Durango fue fundado el seis de septiembre de 1890 por Carlos Bracho y Juan G. Asúnsolo, con un capital de 500 mil pesos. Los billetes de la serie uno fueron impresos por la American Bank Note Co. Los de la serie dos fueron impresos por la Bouligny & Schmidt. Todos fueron firmados, sellados y emitidos, con excepción del de 500 pesos. Se abrieron sucursales en Canatlán, Ciudad Lerdo, Gómez Palacio, Guanaceví, Mapimí, Nazas, San Juan de Guadalupe, Santiago Papasquiaro, y Nombre de Dios.

El 15 de diciembre de 1915, el gobierno federal canceló su cartera, tras el rechazo del banco a remitir sus registros contables a revisión, para determinar la compatibilidad con los requerimientos de activo. Firmas identificadas: Como consejeros estaban Ángel López Negrete, Rodolfo Veyán, Maximiliano Damm. Cajeros Pablo Solís, Francisco Asúnsolo, Manuel De Urquidí. Interventor del Gobierno G. Sáenz de Sicilia, Francisco Gómez Palacio, Luis N. Casavantes.

Fuente: Miguel Vallebueno Garcinava.

Imágenes obtenidas del libro de Raúl Gonzalez Avelar. Numismática de Durango. De 1811-1895