A él

Por: Mary de la Rosa

¿Qué como estoy? ¿De verdad te atreves a preguntar? ¿Cómo se supone que debo estar, después de que me hiciste creer nuevamente en el amor? ¿Cómo crees que me siento después de que juraste que me querías y fallaste?

Dices que estas confundido, pero que necesitas saber que estoy bien, que quieres ayudarme como yo lo hice contigo.

No, no te sientas en deuda, no te sientas culpable por mí, estoy preparada para superarlo, no olvides que conozco de sobra el camino.

Hablemos mejor de ti, que dejas a esta mujer que te dio su confianza a pesar de sus cicatrices, porque lo pedías con el corazón en la mano, que te acompañó en tus momentos de soledad, que limpio las lágrimas de tu rostro cuando te atacaron los recuerdos, que cubrió el dolor de tu corazón con el suyo, cuando lo necesitabas, la que trato de merecer un espacio en tu vida, esa, que cambio su mundo para encajar en el tuyo.

Tal vez no extrañes a esta confidente, tal vez no te hagan falta mis caricias, ya no te dedicaré canciones en la madrugada, ya no te acompañare en el teléfono hasta tu trabajo, ya no te haré rabiar de celos, ya no caeré del cielo a tu sillón, ya no serás más mi pedacito de cielo, ya no seré nunca más tu bonita.

Guárdate tus palabras baratas, guárdate tu falta de valor para hablarme de frente, quédate con tus promesas de una felicidad eterna. Sigue confundido y no sientas pena por mí.

Reconozco que me duele el alma, pero es solo una lección más.

Necesito un poco de tiempo para vivir mi duelo como otras veces atrás y aprender de la experiencia para no volverme a equivocar, para no volver a confiar.

Con defectos y virtudes yo te amé.

Que dios ponga en tu camino lo que necesitas, porque lo que tenías, en nadie más lo vas a encontrar.

Para ti: ¡Con todo mi amor!