Por: Pedro Núñez López
Un día en la historia de Durango… se empezó a festejar el Día del Padre, esta es una celebración u homenaje dedicada a todos los papás. En general, la tradición católica europea lo conmemora el 19 de marzo, día de San José, padre adoptivo de Jesús.
Durante la celebración del Día del Padre se acostumbra darle regalos y realizar actividades juntos en familia, tales como comer y obsequios al patriarca de la casa. Los primeros datos en américa sobre este festejo son en los Estados Unidos desde 1924, cuando el presidente Calvin Coolidge, lo declaró como celebración nacional oficialmente. Ya para 1966 el presidente Lyndon B. Johnson firmó una proclamación que declaraba el tercer domingo de junio como fecha para la celebración del Día del Padre.
La celebración como lo conocemos hoy, se remonta al siglo pasado, cuando Sonora Smart Dood, hija del veterano de guerra estadounidense Jackson Smart, escuchó un sermón en la iglesia sobre el Día de la Madre y consideró que era importante también reconocer la labor de la paternidad.
Sonora admiraba mucho a su papá pues él se había encargado del cuidado de sus seis hijos luego de que su esposa falleciera durante el sexto parto, por esa razón esta joven consideraba imperioso crear una fecha que pusiera en alto el papel del hombre y la importancia que tiene en la vida de sus hijos.
Esta joven no dudó mucho tiempo en ir al ministerio de Spoke, Whashington, para hablar sobre el tema y propuso como fecha para esta celebración el 5 de junio, mismo día del cumpleaños de su padre; sin embargo, el ministerio estableció el tercer domingo de junio como el Día del Padre.
Aunque esta celebración inició en el poblado de Spokane, Whashington, años más tarde se popularizó en todo Estados Unidos. Fue hasta 1966 cuando el presidente Lyndon B. Johnson decretó oficialmente el tercer domingo de junio como Día del Padre.
En muchos países del mundo adoptaron la misma fecha que Estados Unidos para celebrar la paternidad; sin embargo, en España, Italia, Portugal, Bolivia y Honduras, prefirieron quedarse con la fecha del 19 de marzo.
En México y desde luego en Durango se instituyó el tercer domingo de junio es un día de celebración. En esta fecha se honra la paternidad y la influencia del hombre en la vida de sus hijos, por tal motivo muchísimos papás son festejados.
El Día del Padre comenzó a generalizarse en las escuelas, aproximadamente en los años 1950, pero en los años posteriores se fue convirtiendo en un día especial para todos los padres mexicanos. Es una fecha muy especial para demostrarle a papá el aprecio y cariño a la imagen paterna.
La celebración del este día va también para los abuelos quien se reúnen en familia con los hijos y nietos para abrir los regalos y degustar los mejores platillos en torno a la unión familiar ya sea en casa, en un restaurante o en el lugar favorito de a familia.
Existen también padres solitarios, olvidados, abandonados a su suerte ya sea en su propia casa o en alguna estancia para adultos mayores conocidos como asilos de ancianos, padres que dieron todo por sus hijos y al final de su vida se quedan solos, quizás fueron malos, quizás ellos mismos abandonaron a su familia, quizás cayeron en el alcohol o las drogas o simplemente fueron buenos y afrontan su final de vida solos, va para ellos también una felicitación aunque las lágrimas afloren en sus ojos por el recuerdo de los hijos y la familia que ya no está.
En Durango esta tradición perdura y es más discreta que el día de la madre pero a fin de cuentas son un binomio que forma la familia y es justa su celebración por igual.
Cada familia es un mundo y cada hombre es el sostén principal de la integración familiar, lo importante es realizar el festejo en paz y armonía reviviendo los recuerdos pasados buenos y malos según sea el caso y que quedaron en la memoria del círculo familiar.
Mencionar a todos los millares de padres duranguenses sería tanto como llenar miles de hojas y cientos de libros por las experiencias vividas por cada uno.
Felicidades a cada uno de ellos y también los que nunca tuvieron la fortuna de ser padres pero que reflejan esa paternidad en los entrañables amigos como si fueran sus hijos, de esos existen muchos casos.
Expondré un solo caso y va en el las felicitaciones para todos aquellos que así han vivido y que muestra el trato que he recibido de mi gran amigo el Licenciado Jorge Contreras Casas, quien por su falta de visión y la de mi persona hemos congeniado de forma maravillosa y me siento agradecido de que me llame hijo, además de las múltiples enseñanzas que me ha prodigado.
¡Felicidades Papás Duranguenses!
Imagen del Sr. Raúl Núñez Murillo, 1945