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Un día en la historia de Durango… Los panteones de la ciudad

02/11/2019 - Hace 5 años en Durango

Un día en la historia de Durango… Los panteones de la ciudad

Cultura | 02/11/2019 - Hace 5 años
Un día en la historia de Durango… Los panteones de la ciudad

Por: Pedro Núñez López

El Panteón de Oriente es el primer cementerio civil de esta localidad, fundado en 1860 a partir de 20 hectáreas donadas dos años antes por el hacendado Juan Nepomuceno Francisco Flores y Alcalde, gran terrateniente de Durango. Los cementerios anteriores a la expedición de las Leyes de Reforma en 1857 fueron los camposantos, administrados por la Iglesia y aledaños a cada templo parroquial, como fueron en tiempos de la Colonia los de la Catedral Basílica Menor de Durango conocido como el de la Asunción; el de Santa Ana y San Joaquín, con su Panteón de los Ricos sobre la hoy calle Bruno Martínez antes de llegar a Gómez Palacio, ahí existe un taller en la cera poniente que aún conserva lapidas, además del Panteón de los Pobres, este se ubicaba en la parte norte del templo de Santa Ana comprendido entre las calles de Constitución, el callejón de Santa Ana, Bruno Martínez y Gómez Palacio; el panteón San Juan Bautista de Analco en el atrio donde se sepultaba a los indios conversos a la fe cristiana y el de San Juan de Dios, el cementerio del Hospital de San Cosme y San Damián que estuvo en la actual Escuela Primaria 15 Alberto M. Alvarado; el Panteón del Santuario de Guadalupe, sobre el atrio del mismo.

Existieron más Panteones como el de las Pestes, en una loma entre aledaña al Cerro del Mercado y que, por cuestiones de sanidad, en él se sepultaba a los enfermos de cólera y pestes, fue el primero que se ubicó fuera de la ciudad y de los vientos dominantes sobre ésta mismos que vienen del suroeste, desde la Sierra Madre de Occidente, y también de las corrientes de agua y mantos acuíferos para que no se contaminaran y fueran afectar a la ciudadanía. Asimismo, existió el panteón de los asesinos y gente malvada, que se ubicaba en el barrio de Costa, al norte del mismo y, como su nombre lo decía, era solo para la gente mala.

Así, el Panteón de Oriente tendría como primer inquilino a Don Ruperto Aragón y quedaría seguro de guardar las condiciones al quedar bien alejado de esta urbe, al Este de la ciudad, no obstante, antes de su primer siglo comenzó a ser alcanzado por la mancha urbana cuando en el sitio de las carreras de caballos, aeródromo y espectáculos ecuestres y aéreos se asentó la colonia Hipódromo, para los años de 70 comenzó a ser rodeado por la ciudad, quedando desde entonces al extremo oriente de la Zona Centro y el Primer Cuadro citadino.

Desde la década pasada se agotó la venta de sus 62 mil sepulturas, al panteón de oriente le quedan otros cien años de vida. La mayoría de lotes se haya ocupada al 50 por ciento en promedio, tras dar cabida a 280 mil entierros en 156 años: Nos cuenta el administrador. Recibe 110 difuntos por mes, entre tres y cuatro diarios, cuando la «temporada alta» de entierros acabó con los fríos de invierno, cuando en la mayor parte de su existencia se practicó la reutilización de espacios mediante la exhumación de restos con más de siete años en fosas temporales, para depositar finalmente sus huesos en fosas comunes es decir, a quienes no les fueron adquiridas sus sepulturas «a perpetuidad», en propiedad privada por sus ocupantes o deudos.

En muchos casos, además, esta práctica ha sido para «reciclar» (renovar) las tumbas que cuentan con pocos entierros, construirles nuevas y más gavetas, y al fin reacomodar los huesos al fondo, un recurso que se ha vuelto común y hoy alcanza los 40 por mes, «casi una reinhumación diaria». Pasa que en vida «la gente no quiere irse más lejos» y aprovecha el ahora céntrico panteón para escoger la que será su última morada, de su familia y allegados.

Aparte del panteón de Oriente existe en la ciudad el Panteón Jardín, ubicado sobre la carretera a Torreón y que también ya lo alcanzó la mancha urbana y así, el nuevo Panteón municipal Getsemaní lleva más 3 mil entierros en sus 20 hectáreas, cuando está planificado para un total de 150 mil inhumaciones y un siglo de uso este panteón está ubicado fuera de la ciudad, en inmediaciones del poblado Contreras, sobre la Carretera a México en el entronque con el Libramiento Periférico. Los días más frecuentados son el Día del Padre, cada tercer domingo del mes de junio cuando se celebra la tercera fecha de mayor visita de dolientes a los cementerios locales, con algunos 60 mil visitantes el Panteón de Oriente, después del Día de Muertos (2 de noviembre), en que recibe un promedio de 420 mil; y el Día de la Madre (10 de mayo), en que percibe 120 mil.

Los trabajadores propios ,como las cuadrillas de la Dirección Municipal de Servicios Públicos, se ponen a laborar por semanas en la limpieza general del cementerio, con el deshierbe, la recolección de escombros, tierra, y el despeje de corredores, así como en el aseo de piletas y gavetas desocupadas a cielo abierto, para recibirlo a los visitantes de los camposantos.

Otros panteones que también son visitados por mucha gente en nuestro municipio son los del Nayar, La Tinaja, el 5 de Mayo, el de la Colonia Hidalgo, entre muchos otros, ya que cada poblado tiene su Mansión del Reposo.

Suena extraño que un cementerio pueda ser un museo, pero ya pensando en arte, deja de ser extraño, tal vez extravagante nomás. Y al recorrer el Panteón de Oriente de Durango pudimos comprobar que hacer un museo del arte funerario que allí se encuentra es muy interesante.

Lo más peculiar aún es que el estilo artístico predominante pertenece a un mismo artista y también a sus alumnos. Entonces empieza a ser más interesante ya que el arte está hablando de un estilo, una época y por ende de una cultura y una sociedad.

Recorrimos el cementerio o bien, el museo, acompañados de Alonso Barrios, coordinador del museo quien fue nuestro guía. Él nos introdujo a la historia y al arte que hay en este panteón antiguo del museo Benigno Montoya.

Información obtenida del Facebook del grupo «Durango Antiguo», con el tema el panteón en Durango, así como imagen de la puerta del panteón, Durango 450 de Miguel Vallebueno Garcinava, fotos tomadas por Alonso Barrios.

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