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Un día en la Historia de Durango… Los primeros 50 años      

06/07/2019 - Hace 5 años en Durango

Un día en la Historia de Durango… Los primeros 50 años      

Cultura | 06/07/2019 - Hace 5 años
Un día en la Historia de Durango… Los primeros 50 años      

Por: Pedro Núñez López

El origen de la palabra Durango viene del Vascuense que significa «más allá del agua». Francisco de Ibarra tenía 16 o 17 años cuando dirigió la expedición hacia las tierras al norte de Zacatecas, que concluyó en 1554 y en la que pasó por el valle que se conoce como Valle de Guadiana desde los tiempos de Vázquez de Mercado. Durante esta expedición, Ibarra fue acompañado por Fray Gerónimo de Mendoza y algunos asistentes que le ayudaron. Posteriormente, Fray Gerónimo acompañó a Martín Pérez en la fundación del Real de Minas de San Martín el 11 de diciembre de 1554, donde pregonaba el evangelio entre los indígenas, negros libres y esclavos que trabajan en las minas.

Atendiendo a sus labores misioneras, recorrió la «Sierra del Calabazal», por el río «Xóchitl» y posteriormente llegó a un punto denominado «Ojo de Agua de los Berros», donde encontró una gran congregación de indígenas que viven en comunidad y a los cuales les enseña el evangelio; en ese sitio construye una enramada y establece una ermita. Para el año de 1555, logró que los naturales dejeran los montes y con ayuda de ellos, buscó un lugar para fundar una misión. Localizaron un terreno fértil con varios manantiales, donde fundó un pequeño poblado al que le pone por nombre «San Francisco de Nombre de Dios». Tiempo después solicitó al Provincial de la Orden Franciscana en México que le envíe más misioneros, solicitud que fue atendida y el 11 de enero de 1556 llegaron a Nombre de Dios Fray Pedro de Espinareda, con el carácter de Prelado y Fray Diego de la Cadena (o Cornejo), seguidos del Lego Fray Jacinto de San Francisco y el Donado Lucas.

En 1558, Fray Espinareda solicitó permiso al Virrey Don Luis de Velasco para establecer conventos que atendieran a las necesidades religiosas de los pobladores, se le otorga el permiso ese mismo año y fundó los conventos de San Antonio de Guadiana y de San Francisco de Nombre de Dios.

A fines de ese año, el padre Espinareda comisionó a Fray Diego de la Cadena y al donado Lucas para que prediquen el evangelio a los indígenas de los  alrededores, por lo que caminaron hasta las cercanas de un manantial de agua caliente que los naturales llaman «Temazcalli», al que después se le conoce como «Ojo de Agua del Obispo» y fundan una ermita que posteriormente se convierte en misión, a la que le ponen por nombre «San Juan Bautista de Analco», alrededor de la cual congregan más tarde a indígenas mexicanos y Tlaxcaltecas, entre otros, para fundar el «Pueblo de Indios de Analco», probablemente en 1559.

En julio de 1562, Francisco de Ibarra recibió del Virrey Don Luis de Velasco el nombramiento de Gobernador General de la Nueva Vizcaya. Ibarra de San Martín salió el 24 de enero de 1563 rumbo a Nombre de Dios y después con dirección al Valle de San Juan, para desde ahí dirigir la expedición en busca del pueblo de «Topia‚», según indicaciones dadas por el Virrey. La expedición sale de San Juan el mes de marzo de 1563, pero antes de partir, Ibarra dio indicaciones al capitán Alonso de Pacheco para iniciar la traza de una villa que ser el asiento de la capital de la nueva provincia, en el sitio donde se encuentra desde 1558 el Convento de San Antonio de Guadiana. Alonso de Pacheco inició en la cercanía del mismo la traza de la Villa de Guadiana, en el mes de abril de 1563.

Francisco de Ibarra regresó de su expedición el mes de mayo de 1563 y se dirigió al sitio donde Alonso de Pacheco realizó el trazo de la villa, que fundó formalmente el 8 de julio de 1563, cambiándole el nombre que este le había dado por el de Villa de Durango, en recuerdo de la Villa de Tavira de Durango, su ciudad natal.

Una vez que la Villa estaba legalmente constituida, quedó erigida como Alcaldía Mayor y capital de la Provincia, dependiendo en lo civil de la Audiencia y Cancillería Real de Guadalajara de la Nueva Galicia y en lo eclesiástico, del Obispado de Guadalajara. Después de su fundación, la villa quedó formada como sigue: un solar para la Plaza Mayor, uno para la iglesia de la villa, un solar al norte para casa habitación de Francisco de Ibarra, un solar para las Casas Reales, los terrenos y huerta del Convento de San Antonio de Guadiana (conocido para entonces también como San Antonio de Durango) y 21 solares de 50 varas por lado repartidos al oriente y poniente del eje que formaban los solares destinados a la casa de Ibarra, Casas Reales, Iglesia y Plaza Mayor; más tres solares extras que  se otorgaron al Escribano Real Sebastián Quiroz.

En lo particular, la Villa de Durango depende en lo civil y en lo militar de manera directa del Gobernador y Capitán General de la Provincia de la Nueva Vizcaya, cuya administración quedó constituida, además del gobernador Francisco de Ibarra, por un Teniente de gobernador: Alonso de Pacheco; un tesorero: Martín López de Ibarra; un factor y veedor: Juan López de Heredia; un Escribano de Cabildo: Sebastián Quiroz y 16 colonos totalizando 25 habitantes formales al mes de julio de 1563.

El primer sacerdote diocesano que trabajó en la Villa de Durango, según acta del Cabildo de la Catedral Guadalajara, de fecha 27 de septiembre de 1569, es el chantre Alonso de Miranda, pero la Parroquia de la Asunción de la Purísima Virgen se erige hasta 1571, a cargo del Presbítero Antonio Espinosa.

En 1572 la villa estuvo a punto de despoblarse, pues los vecinos, atraídos por la riqueza de una mina que se descubrió en el norte de la provincia, comenzaron a emigrar, hasta que Ibarra, desde Sinaloa, ordenó al alcalde Parada de Angulo que notificará a los colonos la prohibición de ausentarse, bajo pena de perder sus encomiendas.

En 1575, murió en Sinaloa Francisco de Ibarra y designó sucesor a su hermano Juan de Ibarra, residente en España, que falleció al embarcarse, por lo que el Rey designó como gobernador a su tío Don Diego de Ibarra, el 18 de noviembre de 1576.

Don Diego de Ibarra adquirió un solar enfrente de la Iglesia de la Asunción (hoy Catedral) y la Plaza Mayor, donde construyó su casa en el lado poniente. Gobernó la Provincia hasta 1585, aunque él y su esposa Ana María de Castilla, hija del Virrey Don Luis de Velasco se trasladaron a la ciudad de México desde 1582 debido a su precario estado de salud. El 7 de Septiembre de 1588, vendió su casa y solar al erario real, siendo Gobernador de la Provincia don Hernando de Bazán. Ese mismo año se inició la construcción de las Casas de Cabildo en el sitio que fuera la casa de Don Diego.

Las Casas Reales se construyeron en 1583 en el solar, que fue de Francisco de Ibarra al sur de la Plaza Mayor, las Casas de Cabildo ocuparon el mismo edificio hasta 1588, en que se construyeron las suyas propias.

A petición del procurador Diego del Villar, se fundó el 31 de julio de 1595 el Hospital de la Santa Veracruz para dar servicio a los enfermos de la región.

Ese mismo año se fundó en un sitio alejado del centro de la villa, el Colegio de los Jesuitas, orden establecida en 1593, siendo en su inicio un colegio para niños, hijos de españoles y de indios. Posteriormente se cambió al lugar que hoy ocupa el Edificio Central de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED), donde se estableció en forma definitiva.

En 1601, con motivo de la rebelión indígena que hay en Topia, visita Durango Don Alonso de la Mota y Escobar, Obispo de Guadalajara.

Al finalizar el siglo XVI, la Villa de Durango contaba con una población de 80 vecinos españoles en una superficie de tres mil metros cuadrados.

A principios del siglo XVII se sublevan los Acaxees irritados por las vejaciones y despojos de que son víctimas. Los Xiximes y Tarahumaras, también se levantan en armas.

En el curso de esta rebelión murieron 200 españoles y otros tantos indios aliados y esclavos negros. Las haciendas de beneficio quedaron destruidas, se paralizon las minas, se arruinó la ganadera y se dispersaron los pueblos que con tanto esfuerzo se habían formado.

Fuentes de información: Fernández, Alonso. «Probanza que hizo Francisco de Ibarra para probar calidad, méritos de su persona y servicios hechos a su majestad sobre la fundación de la villa de Durango». En gallegos caballero j. Ignacio. Durango

Colonial: 1563-1821&. Editorial distrito federal, México. 1960. Pg. 71-80.

Imágenes: la primera tomada del mural en el Palacio de Gobierno conocida como la fundación de la ciudad; la segunda se obtuvo del Palacio Municipal y es conocida como los inicios de la construcción de Durango.

 

 

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