Por: Pedro Núñez López

Al caminar por las calles del Centro Histórico y reconocer sus casas, es imposible no traer al presente los recuerdos del ayer en donde nuestra gastronomía era y es parte fundamental de la vida cotidiana, recuerdo que en los desfiles o cualquier evento multitudinario en donde se podían probar los ricos y sabrosos dulces de nuestro Durango, ¿cómo olvidar aquellos deliciosos enmielados de color rojo tan exquisitos? que no era otra cosa que una fruta o manzana cubierta con miel de azúcar con tinte rojo y se les insertaba un pequeño trozo de madera afilado a manera de apoyo para poder tenerlo en las manos y estos eran insertados a su vez en una garrocha grande con múltiples perforaciones para salir a la venta, así como también el recordar las gelatinas que en una urna de cristal y sobre trozo de papel encerado, y que decir de las greñudas o cocadas que se elaboraban en la calle de Matamoros y que también eran muy ricas, ya que era coco con leche y miel y con tintes de diferentes colores.

Al recorrer la calle de Elorreaga es imposible no recordar aquel lugar de la familia Corral que tenían su negocio de fábrica de dulces llamado «La Colmena», y ahí se encontraba los sabrosos dulces de fruta cristalizada, también había los cubiertos de calabaza, camote, chilacayote y biznaga jamoncillos y piloncillos, entre otras cosas.

La elaboración de estos dulces que fueron traídos desde diferentes lugares principalmente de Europa y otros países, aquí en Durango se fueron asentando y dándose a conocer por el empeño de las familias y transmitiéndose de generación en generación haciendo que se tornaran tradicionales y de gusto para los Duranguenses.

Se producía desde Frutas en Conservas y mermeladas de durazno, higo, membrillo y miel de maguey con hebras de chilacayote, entre otros, la cajeta de membrillo y de manzana las famosas nueces garapiñadas, huevos de faltriquera y no era otra cosa más que un dulces revolcados de canela y se le llamaba así porque el faltriques era una especie de canasta en donde se ponían para la venta y parecían unos huevos, muy ricos que se vendían en la dulcería de la familia Casas principalmente por la señora Carmen Casas, que elaboraba una gran variedad de dulces para su negocio en 20 de Noviembre frente al Teatro Ricardo Castro desde 1940 hasta 1980, nos cuenta su sobrino Jorge Contreras Casas.

El maestro Mario Kato Kato nos platicó que había unas botellitas de almidón y tenían líquido dulce que se tomaban con un sabor rico y los niños jugaban a emborracharse.

Asímismo, también se hacía repostería y dulces finos como los que se elaboraban de almendra, viene a mi memoria el recuerdo a una señora llamada Socorro delgadita ella, menudita, que vivía por la calle de Apartado al Sur y tenía una tremenda paciencia para elaborar frutas y empanadas además de pescaditos de nuez en miniatura, hacia plátanos, manzanas, sandias, guayabas, naranjas. Limones estos estaban elaborados con una excelente creatividad adornándolos con clavo de comer para asemejar el tallo y colorantes de alimentos, estos eran las delicias de las gentes que los probaban, ella trabajaba en el restaurante La Mansión de Gilberto Núñez Murillo, en donde también se hacía un rico pastel envinado y cubierto con pasta de almendras que a la fecha no se ha vuelto a probar como aquel y muchas personas lo desearían volver a saborearlo de nuevo, también se hacían en ese restaurante los flanes, las Jericaya y las nieve de garrafa de fruta natural sin conservadores. Los recuerdos me agolpan la cabeza al recordar aquellos trabajos desde su preparación para hacerlos y en mi mente brotan los sabores de tan ricos placeres que producían al probarlos.

A la fecha, aún se elaboran estos dulces de almendra por varias familias en donde han creado empresas familiares como la familia Valles y abasteciendo los múltiples negocios del ramo y son preparados como obsequios o cortesías en diferentes momentos.

Los Jamoncillos con nuez entre muchos otros también elaborados por la familia de mi amigo José Luis Gómez “Dulces Durangueños” y los cuales son de gran aceptación y conocidos además de endiabladamente sabrosos y se pueden encontrar en muchos negocios del ramo.

Los pescaditos de nuez también aún son preparados y estos su elaboración principal viene de San Juan del Río Durango en donde también se elaboran conservas y una gran variedad de dulces de la zona.

En la gran mayoría de los municipio del estado tiene una producción característica de estos dulces como Nombre de Dios, Santiago Papasquiaro, Canatlán, Nuevo Ideal y muchos más que hace que el arte culinario será de una gran variedad en lo que respecta a los dulces duranguenses y nos sirvan para abrir las múltiples puertas para que sean degustados.

Imágenes tomadas a dulces de la señora Valles y Pescado de San Juan del Río.