Cultura

Un día en la historia de Durango… Personajes icónicos

19/07/2020 - Hace 4 años en Durango

Un día en la historia de Durango… Personajes icónicos

Cultura | 19/07/2020 - Hace 4 años
Un día en la historia de Durango… Personajes icónicos

Un día en la historia de DurangoPor: Pedro Núñez López

Un día en la Historia de Durango. Nacieron o llegaron algunos personajes que con el tiempo se volvieron populares e indispensables en el Durango que se nos fue y que a quien le tocó conocerlos les traerá grandes recuerdos, en seguida presentamos a 16 de ellos que de alguna manera tuvieron algo o mucho que ver con la historia de Durango.

1 El Yeyo.- Era un personaje muy estimado por la población de Durango, que por los años 50 se ganaba la vida vendiendo periódicos a voz en cuello por estas calles de Dios. Su imagen era familiar, pues lucía cachucha y unos lentes color verde, gruesos como fondo de botella.

2 El botellero.- Otra figura peculiar de los años 50 era el botellero con su costal al hombro, pantalón arremangado, con huaraches o descalzo y su pregón: «El botellerooo». Era invidente; moreno casi negro, flaco, desdentado, feo como el demonio y siempre andaba enmezcalado, por eso caminaba dando traspiés. Los niños le temían, pues para que no anduvieran de vagos sus padres les decían que era el robachicos que hurtaba a los niños metiéndolos en el costal. Realmente era inofensivo, a no ser que algún atrevido le hiciera enojar, pues entonces echaba maldiciones y golpes a diestra y siniestra con el palo que cargaba como bastón sin atinar ninguno.

3 «Tarzán» en Durango.- El 18 de junio de 1967, a las dos de la tarde, arribaron a Durango Ron Ely y la inglesa Sabrina para iniciar el rodaje de los episodios 41 y 42 de la serie «Tarzán» para televisión, que se llamarían «Las montañas de la luna». Los episodios fueron filmados en Chupaderos durante tres semanas con una derrama de 750 mil dólares. Acompañaron a «Tarzán» cuatro leones cachorros y desde luego la popular «Chita», no faltaba más.

4 El semillero más popular de Durango.- Unos le decían «Pinocho» y otros el «Jefe Cejas», él respondía por igual a cualquiera de los dos apodos. Su centro de operaciones era la Plaza de Armas, cargaba embrazada una canasta de mimbre repleta de alcatraces y semillas que vendía valiéndose de una cascaroleta de refresco aplanada. Vestía de saco y gorro parecidos a los de Avelino Pilongano, personaje de la familia Burrón. Era apreciado por todos y él lo sabía pese a su aire distraído. En poco tiempo agotaba su mercancía y la plaza quedaba cubierta con una alfombra de cáscaras de semillas.

5 El Padre Parrita.- Fue uno de los sacerdotes católicos más apreciados y conocidos de Durango. Su nombre era Francisco Parra de la Cerda, pero debido a que era de baja estatura y bondadoso, sus feligreses lo conocían familiarmente como «Padre Parrita». Su bondad no le impedía ser exigente con el cumplimiento de los mandamientos religiosos, pues era un sacerdote forjado en los moldes tradicionales del catolicismo. En los últimos años de su existencia su figura era familiar en las naves de Catedral, en donde desempeñaba servicios religiosos. Falleció a una edad avanzada en el Hogar de Ancianos de esta ciudad, en santa paz y con las bendiciones papales.

6 Pedro Ávila Nevárez.- Su nacimiento como líder social se ubica hacia los años cincuenta en la calle Allende de Tierra Blanca, en donde organizaba festivales del día de la madre y el equipo de beisbol infantil Los Periquitos de Allende. Su figura fue creciendo hasta convertirse en el principal líder social de Durango. Es legendaria su lucha por el tren Durango-Mazatlán, su pasión por Pancho Villa, López Mateos y por todas las causas sociales. Noble de corazón, ha rendido homenaje a todos los personajes ilustres de Durango. Es polémico, patriota, arrebatado y enamorado. Es el mejor orador popular, que conmueve a los que lo escuchan y particularmente a sus seguidores. De él se cuentan muchas anécdotas que merecen el honor de la escritura. Es entonado para cantar las rancheras.

7 El teniente De la Rocha.- Ninguna lista de personajes de Durango estaría completa si no incluyera al teniente Rafael de la Rocha Tagle, nativo de Copalquín, municipio de Tamazula. Hombre norteño al más puro estilo, de buena estampa, incursionó en la política en la Legislatura que representó un papel decisivo al fallecimiento del gobernador constitucional del estado, general Blas Corral Martínez. Su pasión es la política. Fue un hombre alegre y buen conversador, pues atesora un gran número de anécdotas de la vida pública estatal y nacional. Su plática estaba llena de dichos populares entremezclados con su filosofía ranchera, lo que la hace bastante amena. Era buen versificador y por lo tanto autor de celebradas poesías y de canciones hermosas como «Durango es así», las cuales merecen el honor de la impresión y de la grabación. Su actividad política y vital siempre estuvo ligada a la minería.

8 El Duende Rojo.- Durante las décadas de los 50 y 60, animaba las tardeadas o tertulias de la juventud con su micrófono y gran cantidad de discos, poseía tal vez el mayor repertorio de la época. Era un personaje singular que vestía de saco azul, boina roja y bufanda, y que le gustaba saludar en las fiestas a través del micrófono a sus conocidos, para quienes tales saludos eran motivo de orgullo, más todavía si se trataba de estudiantes de secundaria o de preparatoria. Sin exagerar, puede decirse que la juventud de esos años bailó al compás del Duende Rojo y sus cientos o miles de sus discos: «Si en secundaria voy y tu confidente soy».

9 Doña María.- Por los años 50 y 60, tenía sus puertas abiertas la Taquería de Doña María, al otro lado de la terminal de los Flecha Roja, por la calle de Madero, entre 5 de Febrero y Pino Suárez. Todas las clases sociales se daban cita para degustar los ricos tacos dorados guisados con manteca de puerco, crujientes, surgidos del comal de doña María, como no ha habidos otros iguales. Hasta las encopetadas mandaban comprar sendas órdenes de tacos, para jugar más contentas a la canasta uruguaya.

10 Samuel Ataled.- Era mejor conocido como «Sam». Se trataba de un judío sefardita, nacido en Estambul, que vivió en Durango por más de 50 años. Era de estatura regular, de más de sesenta años, blanco, algo encorvado y remataba su cabeza con borsalino; se hizo familiar su figura menuda vestida con camisa de manga larga y pantalón de casimir. Cargaba bajo el brazo en bolsas de plástico las camisas y géneros que vendía en abonos. Su principal puesto de operación era la cafetería de la Farmacia Benavides. Se le veía deambular por las Alamedas. Sam Ataled vivió como hasta los años 70 y fue muy estimado por su trato amable; insustituible en los desfiles patrios, se encargaba de organizar a bellas señoritas para que portaran las banderas de países amigos de México, lo que le valió ser nombrado representante de la ONU en Durango. Como no presumía, pocos sabían que era políglota, pues hablaba turco, griego, francés, inglés, hebreo, español y otros más.

11 El Pajarito.- Trabajaba en alguna dependencia federal, al parecer Hacienda; entregaba en bicicleta toda clase de oficios y como en su trayecto no dejaba de silbar, la gente dio por bautizarlo como el «Pajarito». Pobre, a veces se fatigaba de tanto silbar, pero no podía dejar de hacerlo para merecer el apodo.

12 Don Carlos Alonso.- Circulaba en bicicleta con alguna vianda de comida en el manubrio. Era blanco, calaba sombrero y como su edad ya era bastante avanzada daba la impresión de que no iba a poder darle vuelta al pedal y de que de un momento a otro iba a caer pues se ladeaba. Que yo sepa nunca ocurrió tal cosa y don Carlos siguió pedaleando y cargando las viandas por buen tiempo.

13 El ciclista al que le cortó las orejas Villa.-  Se le veía por las calles de Durango, montado en su bicicleta, con un fuete para ahuyentar a los perros y una liga metálica en la pierna derecha para evitar que se le manchara el pantalón de casimir con el aceite de la cadena. Cubría su cabeza con una gorra de cuero con orejeras bien atadas alrededor de la barbilla, por tal razón la gente dio en decir que le había cortado las orejas Villa y que la gorra era para ocultar o disimular tan desagradable acontecimiento. Tenía el gesto huraño y nunca se le vio platicar con nadie, así que yo creo que sí le mochó las orejas Villa.

14 El «Charro» González.- Vivía por la calle Pino Suárez esquina con Independencia, y era conocido por el «Charro» puesto que vestía como tal de pies a cabeza en los años 50, cuando ya no era común tal atavío. Era abuelo materno de mi gran amigo Octavio Álvarez González el Pimpo.

15 El que platicaba con los santos.- Se colocaba todas las mañanas al lado de una de las puertas de la dulcería «Las Mariposas» de 5 de Febrero. Se mantenía todas las mañanas erguido, en posición militar, cubría su cabeza con salacot y usaba tobilleras de cuero, no movía más que la cabeza para ambos lados, observando el trasero de las damas que pasaban por allí. A determinada hora de la mañana abandonaba su lugar para visitar el templo del Sagrario, en donde se cuadraba ante los santos y algo les decía, para después volver a su lugar acostumbrado. Era de mal carácter y cargaba tremendo tranchete que blandía ante el que lo hiciera enojar. Se decía que era fierrero del Mercado Gómez Palacio.

16 Paquita Iturbe.- Era alta, delgada, pelo rizado y cano, y lucía un vestido blanco y largo que daba la apariencia de hábito. Pasaba todos los días por nuestro barrio de Coronado y algunas veces nos regañaba porque andábamos jugando en la calle. Después supimos que era por cuidarnos y que colaboraba con instituciones de beneficencia.

Información Obtenida Del Libro Instantáneas Durangueñas De Enrique Arrieta, Imágenes Se Obtuvieron En El Facebook Del Grupo «Durango Antiguo».

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