Todavía un gran porcentaje de la población tiene el prejuicio que: los pobres se esfuerzan poco por salir de la pobreza.
Para ser exactos, el 41.9 por ciento de los mexicanos cree esto, y el 36.7 por ciento de las mexicanas, también, de acuerdo a la última Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS), realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Sin embargo, muchas personas se enfrentan a diversos problemas para conseguir un empleo, uno de estos es la discriminación.
Además de la falta de espacios para laborar debido a la crisis ocasionada por la pandemia, las personas desempleadas se enfrentan al rechazo por diferentes factores.
De acuerdo con la ENADIS, el tono de piel, la forma de hablar, el peso, estatura, forma de vestir, religión, sexo, orientación sexual y edad son las principales causas de discriminación.
Casi al 30 por ciento de la población de 28 años y más se le ha negado algún derecho injustificadamente, por las razones mencionadas.
Si bien, la cifra es nacional, a nivel local también existe una referencia, aunque data de 2017. En ese año el INEGI reveló que 15.8 por ciento de los duranguenses había sufrido discriminación en el último año.
De acuerdo con la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, la discriminación es toda distinción, exclusión, restricción, que obstaculice, restrinja, o anule el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos.
El trabajo es un derecho, por lo que al serle negado a una persona, por su edad, podría ser una violación a los Derechos Humanos.
Alejandro Delgado es un duranguense que ha sufrido este problema, debido a esto decidió trabajar como chofer de un taxi, sin embargo, por la falta de demanda del servicio tuvo que vender el vehículo.
Ahora se mantiene con propinas que le dan los consumidores de un supermercado en el estacionamiento, donde ayuda a subir las bolsas de mandado.
«Tengo 67 años, y aquí me dedico a echar las bolsas de mandado a los taxis. (…) Cuando llegó esta enfermedad vendí mi carro», lamentó.
Por meses, Alejandro buscó un trabajo pero no lo encontró. «Anduve yo buscando de velador, de lo que fuera pero no hay».
Piensa que uno de los problemas es su edad, ya que a todos los lugares que acudió le dijeron que no había vacantes aún cuando las solicitaban.
No obstante, en México es difícil demostrar la discriminación por edad, ya que las empresas pueden argumentar que debido al tipo de trabajo y actividad que realizarían los empleados, se establece un rango de edad.
Pero, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) ha identificado que la discriminación laboral por edad comienza desde los 35 años.
Un grupo evidentemente más afectado son las personas de la tercera edad, que como Alejandro muchas veces se autoemplean como vendedores de dulces, o empacadores.
Por esto, el afectado reclama que «la autoridad que hay ahorita, ellos deben poner algo de su parte de ayudar a la gente pero no nos ayudan».
La edad se ha convertido en un factor de discriminación recurrente aunque poco denunciado, ya que las empresas tienen argumentos para defender sus lineamientos para las vacantes, pero es común ver letreros en el centro donde se especifica que se solicita empleado entre 20 y 34 años, por ejemplo.