Terrenos ejidales han sido invadidos por la empresa minera Real del Oro, propiedad del corporativo Argonaut Gold, denuncian los afectados, quienes señalan que llevan tiempo en espera de que alguna autoridad intervenga.
Es en el ejido San Agustín, en el municipio de San Juan del Río, donde dicha minera ha explorado y explotado tierras en las que las vacas pastaban, las cuales no estaban en el contrato que el ejido hizo con la empresa.
Othon Amador, uno de los afectados, indicó que hay una denuncia ante el Ministerio Público.
Tuvieron que hacerlo porque representantes de la minera aseguran que el área forma parte del contrato, «pero no están respetando los linderos».
«Ya nos tumbó cercos, nos desbarató cerros», lamentó el ganadero.
Según la denuncia son nueve hectáreas las afectadas, una situación que también ha perjudicado a los animales, ya que esa área era en la que se alimentaban. El entrevistado señaló «todos los destrozos», por lo que «ya nos quitó parte del agostadero, ya nos lo destruyó, los poquitos cerros que hay de pasto».
La preocupación de los propietarios de estas nueve hectáreas, es además del abuso de la empresa, el que estas tierras explotadas ya no son útiles para actividades agrícolas ni ganaderas.
Othon Amador, aseguró que personal de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), acudió en una ocasión, pero no ocurrió nada. «Vean los arbolitos como están, yo pienso que es una contaminación muy fuerte que está aquí», dijo mientras señala un cactus muerto.
Debido a esto, y a que se trata de un robo de tierras, han esperado por lo menos alguna oferta de la empresa, pero hasta el momento no ha habido alguna.
Por esto el ejidatario denunció que «quieren abusar, porque ellos dicen que es comunidad». Reiteró que están a favor de que las empresas foráneas lleguen a Durango y generen empleo, pero «que no nos perjudique a nosotros como pequeños propietarios».
En el ejido, habitantes manifestaron diversas quejas por la forma de trabajar de la empresa minera, entre los señalamientos más registrados se encuentra la apropiación de áreas y la contaminación del agua.
Sin embargo, no se animaron a hablar por temor a represalias. En el caso de Othon Amador, no quiso que su rostro se publicara.
Pero denunció que, «ellos (los representantes de la mina) dicen que a ellos ya nadie los saca de aquí, ellos van a hacer lo que ellos quieran».