Por: Manuel Díaz 

Cierto que se conciben situaciones positivas para el país, con el Tratado Comercial entre México, Estados Unidos de Norteamérica y Canadá (T-MEC),  pero también se genera desigualdad ante nuestros socios comerciales, compartió Juan Carlos Arizmendi, integrante del Consejo Mexicano para el Desarrollo Rural Sustentable.

La política de inversión de los últimos 18 años, en lo que respecta a los activos productivos, en combinación de subsidios y créditos, permitió un efecto positivo en la colocación de productos mexicanos en el extranjero.

Pero se estima que esta colocación de productos no alcanzó el 10 por ciento de cobertura de la población rural que producía estos alimentos.

Esto representa una competencia inequitativa, porque las condiciones de tecnología, capacidad financiera y de mercado, en conjunto con la fuerza de cabildeo de los consorcios norteamericanos, lograrán que más empresas extranjeras produzcan en México pero con poca contratación de mano de obra y altos niveles de tecnificación.

Explicó que esto favorecerá muy poco a las comunidades rurales, además se afectará el objetivo de la seguridad alimentaria, porque los productores de alimentos básicos, buscarán cambiar a cultivos más rentables para la exportación.

Al aumentar las exportaciones se ocasionará una mayor dependencia de las importaciones, debido a la ausencia de una política pública de fomento. Aunado a que las empresas del sector agroalimentario del país no cuenten con la solidez para afrontar los nuevos aspectos que incluye el T-MEC, como las condiciones laborales, sindicatos y niveles equiparables de salarios entre Canadá y Estados Unidos.

Gobiernos Estatales y Legisladores Federales deberán conseguir mayor presupuesto para el campo