Por: Victor Salas
Don Maximiliano tiene «como 72 años», así lo comenta, recorre las calles de la ciudad en busca de cartón, plástico, aluminio y todo lo que pueda vender. No gana mucho, mencionó que le dan entre 20, 30 y 40 pesos, con lo que compra un pan y un refresco «para calmar el hambre».
Se dedica a trabajar diariamente para poder comprar comida y pasar el día con algo de alimento en su estómago.
Así como él, existen adultos mayores haciendo lo posible por mantenerse activos y principalmente sentirse útiles en esta sociedad, que muchas de las veces, según lo expresan, son discriminados y maltratados por su condición de pobreza.