La reciente explosión en el Fraccionamiento Fidel Velázquez 1 ha dejado consecuencias devastadoras para las familias afectadas. Además de los graves daños materiales, se lamenta una pérdida humana, lo que ha generado angustia e incertidumbre entre los vecinos.
Afectados por la explosión en Fidel Velázquez 1
La señora Teresa, visiblemente afectada, ha expresado su miedo y la necesidad de recibir apoyo psicológico para superar el impacto emocional. Señala que la explosión pudo haberle costado la vida y que aún no se siente segura en su hogar.
Por otro lado, Elvira Torres relató que se encontraba descansando cuando escuchó un fuerte estruendo. Objetos fueron lanzados con tanta fuerza que se incrustaron en las paredes de su vivienda, dañando gravemente su sala.
Alonso Ayala, habitante de la casa 266, indicó que no quedó nada que pudiera rescatarse. Afortunadamente, ni él ni su familia se encontraban en el domicilio cuando ocurrió la explosión, pero ahora enfrentan la difícil tarea de reconstruir su hogar desde cero.
Piden ayuda para reconstrucción y apoyo psicológico
Ante la magnitud de los daños, los afectados han solicitado ayuda urgente. Necesitan apoyo para la reconstrucción de sus viviendas, ya que muchas quedaron completamente destruidas o con daños estructurales severos. También hacen un llamado a las autoridades para recibir atención psicológica, pues la explosión dejó secuelas emocionales en varias personas, especialmente en niños y adultos mayores.
Exigen investigación sobre la explosión
Las familias insisten en que se esclarezca la causa de la explosión. Exigen una investigación detallada y transparente que les brinde respuestas claras sobre lo ocurrido. También piden que se tomen medidas para evitar que una tragedia similar vuelva a ocurrir en la zona.
A pesar de la difícil situación, los afectados mantienen la esperanza y la fe en que recibirán el apoyo necesario para salir adelante. La solidaridad de la comunidad ha sido clave en estos momentos, pero aún falta mucho por hacer para ayudar a quienes lo han perdido todo.
Por: Víctor Salas